Page 341 - La Rebelión de Huanuco - vol 3
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La Rebelión de Huánuco de 1812


                    (Al margen)
                    Huanuco 20 de Mayo de 1812. A los de su materia y traiganse...
                                       Gonsales (Rubricado).
                          Ante mi: Nicolás Ambrocio de Ariza (Rubricado).


                                  Señor Gobernador Yntendente.
                    Don Francisco Calero, á nombre y como defensor de Manuel Mosco-
            so, Soldado de la Quarta Compañia del Primer Batallon del Regimiento de
            Ynfanteria del Real de Lima, y Cabo supernumerario de la Bandera de esta
            ciudad, en los autos criminales que contra él se han seguido sobre juzgarse-
            le comprehendido en la obra de la insureccion de dicha ciudad, y lo demás
            deducido, respondiendo al traslado de los mencionados autos, es que resulta
            haber escrito al Subdelegado Interino Don Juan José del Castillo una esquela
            de su propio puño franqueándole el pequeño número de Reclutas que supone
            estaban á su mando, digo: Que de justicia se hade servir la esclarecida inte-
            gridad de Vuestra Señoria sobre tabla mandar darse al expresado mi parte la
            correspondiente soltura en el acto; y en su consequencia declarándosele libre
            de toda nota é infamia; pues asi es conforme á derecho, favorable y siguiente.
                    Nunca mas aterrado de la presencia que causa siempre todo inocente,
            que hase que me veo elegido por él mismo para trabajar en tan corto tiempo
            su defensor. Yo recorro las desgracias sucedidas á tantas miserables, que no
            pudiendo huir de una tan espantosa revolucion, por un cálculo al parecer bien
            concertado, se han visto algunas comprehendidos en ella. En esta situacion ha
            estado mi parte. Sí señor: Lo repetiré mil veces esta fué la triste coyuntura en
            que se vió. Quántos hombres honrados á la hora de esta habrán sido víctimas
            por que entonces juzgáron poder librar de ese modo su vida! En esos casos
            aun el mas grande talento vacila: de pronto ve que vá a morir los peligros que
            se le presentan cada vez con un aspecto mas horroroso y temible: no sabe á
            que decidirse: se determina á espirar ántes que corresponder mal á su nacion;
            mas al fin se resuelve tomar algun partido, que consultando la seguridad de
            su persona, no cubra jamás su nombre de ignominia. Mi parte se vió en este
            estado: él temia que asaltasen su vida no solo los indios, de quienes no recelaban
            tanto, sino de los desertores de su Regimiento que habia aprehendido, como
            de los soldados que nuevamente tenia reclutados, cuya confianza se le habia
            dispensado por su respectivo xefe, y que con tanto honor iba ya desempeñando.



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