Page 343 - La Rebelión de Huanuco - vol 3
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La Rebelión de Huánuco de 1812
            ninguno de su ciego furor: Luego no hizo nunca mal, ó lo que es lo mismo,
            no cometió delito alguno en dirigirle dicha esquela, quando en ella solo con-
            sultaba la seguridad de su individuo. Ni puede sacarse otra cosa por mas que
            se apuren las luces y el talento, de su simple contenido. Ni obsta para ello que
            se añada por la declaracion que se vé á f, que de nuevo fué á repetir su oferta
            á Don José Castillo. Esto mismo está por sí propio afianzando el pensamiento
            apuntado. Creyó que no habia sido bastante la esquela fluctuada entre el te-
            mor y la esperanza por la falta de su contesto; y es de aqui que el que si todavia
            desengañarse por sí mismo de la mala disposicion en que creyo estar contra el
            sin duda ese enemigo declarado de todos. Si Moscoso hubiese tenido ideas de
            fomentar la revelion; si sus miras se dirigian á destruir con los indios la causa
            justa, á sostener con sus brazos el horror comenzado; ¿quien·podia haberselo
            impedido? Seguramente nadie, como que no se le impidió á ninguno, y al con-
            trario se llevaban á rigor y por fuerza á los que encontraban en los caminos á
            la Guerra, como es notoriamente público. Luego por manera alguna podrá ja-
            más creerse por solo el tenor simple de la esquela, que la intencion de mi parte
            fue determinadamente la de contribuir por la suya al fomento de una obra,
            que no podia ser pór todos lados más injusta. De lo que tambien resulta que su
            soltura debe en el momento sin pérdida de tiempo sobre tabla decretarse. Su
            esquela no puede sér mas sencilla así me parece que en el caso presente debe
            estarse únicamente á su exposicion y á su dicho.
                    Por otra parte, el servicio de mas de doce años en lo militar, el pesado
            y molestoso cargo de recoger los desertores y reclutar nueva gente; todo esto
            tambien parece que acredita hasta el ultimo punto de evidencia su constante
            y sincéro amor y lealtad á nuestro tierno Monarca. Si el se hubiese visto fas-
            tidiado del servicio, habría tomado en la revolucion sin la menor duda algun
            partido, que Ie hubiese podido librar de volver á el jamás. Al contrario, no
            hay uno que diga que lo hubiese visto en ningun puesto peligroso: él con sus
            reclutas es el primero que ocurre al terrible combate de la primera noche:
            el resguarda la cárcel: inflama por la seguridad de la ciudad los pechos de
            sus compañeros: finalmente, él escoge el partido de huir y divagar por todas
            partes en la mayor confucion y obscuridad, primero que presentarce a todas
            luces en los lugares públicos, en donde podian echar mano tal vez de él. Y qué
            podrá deducirse de todo esto? Precisamente ahora y siempre, y en todo caso,
            que la obra de la Esquela no tuvo otro objeto como se ha probado [ilegible]
            [3 renglones ilegibles] aparese el exercito pacificador [roto] de mi parte en el



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