Page 244 - La Rebelión de Huanuco - vol 3
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Volumen  3
                        Autos seguidos sobre el descubrimiento de los autores de la rebelión de Huánuco - Segunda parte
            Europeos de esta Cíudad; los testigos Velíz, Licenciado Savala, Doña Simona
            Goñí, y todos los demas individuos que se aliaron el día de Carnestolendas en
            la casa y bayle que menciona las diligencias ¿nolo aclararían y confesarían de
            plano? Ese mismo dísparate de suponerle á Castelí hermanos, que semejan-
            te noticia no ha avido, recomienda que esos reflejos mosos no tuvíeron otro
            antecedente para expresarse de un modo tan odioso que el de suponer aque-
            llo queles sugirió, ó el Licor que era muy regular tomasen con exorvitancia
            en aquel, ó el de figurarse unos cortesanos que se comunicaban con todo el
            Reyno. Verdaderamente se hase desprecíable, segun el pensamiento de aque-
            llos, que pretendan ingerir aun hombre debien, aun pobre herrero, que por el
            mismo caso que lo miraba empleado en el ministerio de su trabajo, le tratasen
            unos asuntos que para el eran realmente odiosos é incomprencibles, porque
            ¿De adonde sabrá Palomíno, quíen es Casteli? ¿De adonde podrá adquirir lu-
            ces, á prestar maximas para llebar adelante esa inhumana comversacion de
            quantas leguas havian al Cusco otros tantos dias le quedaban de vida a los Eu-
            ropeos? Será creible que un oficial que tratava y contratava con ellos, y por
            ellos subcistía apoyase conversaciones que se enderesaban a destruirlos? Lo
            cierto es que mí parte ha ablado verdad en su confecion, segun lo compruevan
            (esepto José Beraon) no solos los sugetos que asisten al Careo de 1° de Abril;
            ya sitada, sino amayor abunadamiento los Quatro testigos que á su pedimento
            han sido juramentados, y si el Joven Beraun por recomendarse, ó adelantar su
            verdad ha creido que con sítar á Palomino devio abanzar mucho, se engaña
            entodo; por ser impocible que prevalezca su dicho, ni que Palomino se ingí-
            niese en pensar destruir asus proximos. Simi parte sencillamente á confezado
            enla segunda recomvencion dela Tercera Pregunta que compuso algunas Es-
            copetas alos Ynsurgentes ya antepone «que mediante las furiosas amenazas
            dellos lo hacía» y maíormente quando con algasara, en vista desu resistencia,
            lo condujeron ala casa de su caveza el regidor Castillo. He aqui un crimen
            desde luego feo por quanto no sele negava a su razon lo mal que procedían en
            sobstener la sublevacion ínfame, y temeraría; por dirigirse contra el Rey, con-
            tra el estado, y contra la lívertad de aquellos mismos leales Patriotas aquíenes
            oprímian; pero como esta oprecion no fuese solo para aquellos sino tambien
            contra el mismo Palomino; con ocurrencia de tanta estrechés, el mejor par-
            tido que tomó fue acceder ala compocicion de Arma; porque su individuo
            quedáse á cuvierto de los males que le podian sobre venír: aqui tenemos una
            disculpa legal que concordaba con las sínceras expreciones de su confecion, de



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