Page 166 - La Rebelión de Huanuco - vol 3
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Volumen  3
                        Autos seguidos sobre el descubrimiento de los autores de la rebelión de Huánuco - Segunda parte
            Vuestra Señoria paresco y digo que el dia de la Sublevasion no incurri en el
            saqueo ni aiuda a los Yndios en sus pesimos echos; lo que acontecio fue que
            estando parando que la Plaza io sovre tarrde, encontré á José Morales operario
            del Transirco Perez que llevava una pieza de lienzo que llaman sana (?) y le dije
            que me diese unas baras de lo que llevava, en verrdad lo vereficó allengandose
            a un lugar algo silensio y medido tenia beinte baras, de los quales me dio la mi-
            dad. Haviendose parado este encontré con una infinitud de Yndios que benian
            mas que furíosos armados y ebrios á golpes y empujones á quererme introdu-
            cir al Combento de San Francisco; pero ellos unos del pelo, y otros dandome
            garrotasos expresandome que mi resistensia que yo era amigo de Chapetones
            que por ello eran mas sus porfías; y estando dentro del Claustro encontré á Es-
            tevan Gerrero quien me dijo que estava cuidando el combento, y le contexté el
            modo me havian metido alli, y me dijo que le aíudase á ocultar lo que pudiese
            los bienes de otro Combento sacando para transponer a otra parte y que los
            Yndios no se llevasen á lo que combiene y le aiude en lo que puede lleno de
            temor de tanto alboroto de indios, y no pudiendose mas pasar y asegurar ade-
            lante yo me fui y el otro Guerrero y que se aproximaba que los indios acabasen
            con las dos por que ablavan lo que quierian al vernos estar guardando; en esto
            fueron las tres de la tarde y antes que obscureciese me retiré á la chacra de mi
            hija nombrada Culcuy de donde me bólvi en muchos días. Pero no me balio el
            estar oculto en ella que corrieron muchas voses que los indios vertían que los
            que se escusasen y estuviesen ocultos darian fin con sus vidas si nole aiudaban
            á ir a Ambo. Con este temor y amenasas bine forrsosamente á esta ciudad, de
            la que me pasaron adelante, y quien mas me executo para ir á Ambo la prime-
            ra vez, fue el que comandava á los insurgentes nombrados Jose Rodriguez de
            Chalhuacocha este con su Gallardia lleno de armas de fuego y sables en mano
            me arreó hasta Ambo en union de los indios, pero no lleve mas arma que un
            palito y jonda con la que no hize movimiento alguno y antes que regrecasen á
            esta ciudad tomé la delantera y bolví. En la segunda no me meti en cosa alguna
            sino que vivi escurado (?) con ocultarme en mi chacra de Churubamba; mas
            como supe que el amparo de Vuestra Señoria benia, haunque algunos hasian
            correr voses de que el que no fuese pagarian con la vida, no hallaron ocasion
            para encontrarme y estar yo muy oculto. Todo esto es lo acaecido por menudo
            que lo espreso con verrdad y no me queda nada en cargo de haver delinguido
            en las malignidades de los indios como ia llevo referido. Que si en algo como
            es la ida á Ambo la primera vez, ó en haver pedido las dies varas de lienzo



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