Page 192 - La Rebelión de Huánuco. Vol 2
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Volumen  2
                                  Autos seguidos sobre el descubrimiento de los autores de la rebelión de Huánuco
            los Indios del Aciento de Ambo me sacaron estos de mi casa, y el capitan o
            Comandante de ellos llamado José Rodrigues me dijo que escogiera vien el ir
            con una Bandera ó vien con una Escopeta que mela dava ó que de lo contrario
            me quitaría la vida. Yo Señor viendome en este lance y temeroso de morir es
            sierto que tomé por mejor partido el dexar la escopeta para que no me obli-
            gasen alla a dañar a nadie el recivir la bandera la que fui llevando contra mi
            voluntad y con harto dolor demi corazón desde el Puente de los Molinos que
            esta a la salida de esta ciudad en donde la recivi hasta la Pampa de Ayancocha
            en que a mi llegada entregue a los mismos Indios como a las seis de la tarde, y
            al momento regrece al mismo Ayancocha a juntarme con los señores que alli
            se hallavan quedandonos todos hasta el día siguiente de donde me volvieron
            a conducir los Indios hasta casa de Don Melchor Basaldua, cuya puerta rom-
            pieron los Indios de la turba multa sin apearme yo de la bestia lo que estoy
            promto á provar en caso nesezario y solo reparé que Domingo Palomino salía
            de adentro de la casa con un Pavellon en la mano y al instante y sin pasar a
            la otra banda me revolvi para esta ciudad trayendo un caballo que alli tenian
            los Indios por que conosi que era del Señor Subdelegado Don Diego García el
            que me entregaron a muchas instancias dandoles dos reales para aguardiente
            el que inmediatamente que llegué lo hice pasar con un muchacho ermanos del
            Caporal de su Hacienda de Huayaupampa, y al día siguiente sali en busca de
            mi muger que se halló al principio en Ambo, y no savia de su paradero, y no
            encontrandola al bolverme llegue al Asiento de Tomayquichua, en donde me
            aconsejaron no bolviera mas a Huanuco pues me esponia á que los Indios con
            sus amenazas me metiesen en nuebos sarsales y en algun trabajo que induvita-
            blemente podría aconteserme si andava en su compañía, cuyo consejo recivi y
            no sali de dicho Asiento de Tomayquichua, hasta el dia que pasaron los Indios
            a su nueba inba [roto] para Ambo, que profugué enfermo por que [roto] me
            vieran a los altos de dicho Pueblo en donde me mantube oculto pasando mil
            trabajos hasta que pasó su Señoría a esta ciudad, y aunque su benignidad se
            sirvió consederme permiso para pasar al Campamento de Ambo, no lo verifi-
            qué con vastante pena por hallarme en esa actualidad enfermo en cama.
                    En las dos ocasiones que se remitió la tropa de estos dos regimientos
            de esta ciudad a la Capital de Lima fui yo el primero y mas promto a cumplir
            las órdenes de mis Superiores; en en la última me mantube quatro meses muy
            gustoso en el cantón de Vellavista, y en todo tiempo pronto a sacrificar la ulti-
            ma gota demi sangre en defenza del Soberano como leal vasallo jamas seme ha



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