Page 393 - La Rebelión de Huánuco. Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Huánuco de 1812
            reducidas al polvo. Solo verlas infunde tanto terror y espanto que se hace in-
            creible. Tan embriagados estaban del furor, igualmente que del excesivo licor
            que tomaron destrosando todas las botijas que encontraron de vino y aguar-
            diente, que no pensaron mas que en arrancar los menajes que en bailar sobre
            el simulacro de Jesuchristo, que obligado de estos criminales exesos se puso el
            Párroco Doctor Don Ramón á sacar una Procesión de la Ymagen de María
            Santísima Dolorosa, y al salir fue tan el fervor con que predicó con el fin de
            apasiguar los que se rindieron un tanto a la vehemente insitación de la verdad
            = Ya se conducían con pausa quando un pelotón de insurgentes que venían
            semejantes á los santcullotes de la Francia, cometieron el atentado de matar á
            un paysano con la mayor atrocidad y bolbiendo el exeso del furor a su punto,
            entraron á la Yglecia de San Francisco cuyo Convento y Templo fue saqueado
            y profanado solo porque sus religiosos eran europeos a quienes si hubieran·en-
            contrado los hubieran insultado y amarrado. Pero estos Padres ya habían bus-
            cado asilo en la fuga, saciaron pues su implacable cólera deserrajando las sel-
            das, y rompiendo todas las puertas de las viviendas, sin perdonar aun el
            sagrado depósito del Sacramento. La noche fue la mas temible y espantosa por
            el rugido de estos leones cuyos alaridos y bosería resonaba por los ángulos de
            la Ciudad con la muerte que dieron a varios paysanos tan trágica que atemo-
            risó, tan cruel que el cadaver de uno de ellos fue conducido como en triunfo
            por las calles, tan feros que no querían se sepultasen. Esa misma noche se re-
            nobó el saqueo y se violaron los derechos de la propiedad que las casas que
            habían quédado todavía con algunas serraduras al golpe de las achas destruc-
            toras, quedaron por los suelos extendiéndose estas hostilidades no solo a los
            europeos sino a los americanos que creimos no llegar con vida al 24 siguiente,
            en el que aumentándose los males, no se vio mas que la tristesa, el dolor, la
            fuga, y arto se hiso con escapar desnudos. Algunos de los malos vecinos se
            incorporaron á los insurgentes, y estos mas inhumanos que los mismos yn-
            dios, se complacieron en llebar los sacrílegos hurtos que hicieron con descaro
            y admiración de los que estabamos tan oprimidos. = Don Domingo Berrospi
            ha sido el redentor de tantas calamidades el solo sin auxilio y sin armas se
            arrojaba con intrepidés y sin temor de la muerte sufriendo los mayores insul-
            tos ha podido contener este torrente impetuoso de males, y solo hemos acor-
            dado dirigir a Vuestra Excelencia este Parte para que enterado de quanto con
            demaciada concición referimos, se sirva socorrernos con su pronto auxilio
            que nos tranquilise pretextando á Vuestra Excelencia con sinceridad la mas



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