Page 365 - La Rebelión de Huánuco. Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Huánuco de 1812
            Así es que, hallándome en actual marcha para esa Ciudad al frente de mis co-
            lumnas, me creo obligado á advertir á vosotros antes de mi ingreso en ella que
            si para el día en que este se realice no procuran con el más esforzado connato
            reprimir los progresos de la ynsurrección, y aorrar por concecuencia la sangre
            que bá á berterse, serán responsables de los resultados que sucedan por su
            omición, y desidia. Pero si á pesar del celo, y vigilancia de vuestras mercedes
            fueren incontenibles los cediciosos en su criminal propósito, sepan desde aho-
            ra que serán tratados con el rigor que sea propio á su obstinada resistencia.
                    En este concepto, espero que den vuestras mercedes la más segura
            nota de obedecer mis dispociciones. Si desean mantener su conducta cin los
            reproches que pudieran sobrevenirles de la más leve falta en el desempeño de
            mis prevenciones, pues llenándolas exactamente habrá satisfecho cada uno la
            obligación que le imponen la Religión, y el Estado. Prevengo á vuestras mer-
            cedes igualmente que hagan circular en el momento por todos los Pueblos re-
            belados el adjunto Proclama á fin de que conoscan que en mis procedimientos
            tienen más lugar la equidad, y prudencia que al rigor, y la venganza.
                    Dios guarde a vuestras mercedes muchos años. Quartel General de
            Chaucha Marzo 11 de 1812


                    (Al margen)
                    Señores del congreso de la Ciudad de Huánuco.
                    Es copia de su original según certifico. Ambo 11 de Marzo de 1812.
                    Juan de Dios Gallardo (Rubricado)
                    (Secretario).


                    Después de haver fixado mi Quartel General en este Asiento, el primer
            cuidado que há ocupado mi espíritu, es meditar incesantemente en los medios
            oportunos con que devo procurar el mayor bien de este desgraciado territorio.
            Este dever que me inspira la Religión, la humanidad, y el delicado puesto que
            se me ha confiado, no sería desempeñado con la plenitud de mis sentimien-
            tos si antes de todo procedimiento no exhortase, solicitase, y aun espusiese el
            inminente peligro que amaga á los que olvidados de sus verdaderos intereses
            piensan mantenerse en sus insensatos proyectos. Por eso es que considerando
            a ustedes como á verdadero padre de ese Pueblo, me dirijo á él inmediata-
            mente á fin de que teniendo á la vista quanto le tengo prevenido en oficio de
            ayer se encamine inmediatamente á este Asiento con todo el número de sus



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