Page 28 - La Rebelión de Huánuco. Vol 1
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Volumen 1
Prólogo a la primera edición
El P. R. Vargas Ugarte S.J. revela por vez primera, en su Catálogo de
Manuscritos del año 1945 la existencia en la Memoria Prado de tres cuadernos
pertenecientes a los procesos de la rebelión. El signado con el N° 3, versa sobre
la causa de la insurrección de Huamalíes y contiene las pruebas de los reos;
el expediente, sin título, sobre la sublevación de Huánuco constituye una de
las sumarias; y el titulado «Sublevación de indios de Huánuco», compete a la
pesquisa secreta abierta en Tarma por el Gobernador Interino de la Intenden-
cia, Dr. Ignacio Valdivieso. El P. Vargas Ugarte ofrece una sumilla de las piezas
principales de estos expedientes, todos los cuales se editan en esta colección.
En 1951, con el título Versos que circularon en Huánuco y Huamalíes en
1814, el P. Vargas dio a conocer unas poesías de las muchas que se difundieron
en los días del movimiento revolucionario de 1812, asignándoles, por agible
error de imprenta, la fecha de 1814. El P. Vargas no ofrece ninguna colación
bibliográfica, pero de una rápida confrontación de esos textos con otros simi-
lares que figuran en los autos de los procesos, parece deducirse que no han
sido tomados de esos expedientes. Podría tratarse quizá de una de las hojas
volantes o proclamas citadas a menudo en las declaraciones de los encausados
en la rebelión.
El Dr. Carlos Neuhaus Rizo Patrón en un trabajo de enfoque críti-
co sobre la Independencia peruana, publicado en 1959 ofrece la primera in-
formación sobre uno de los cuadernos de los procesos pertenecientes a los
fondos del antiguo archivo de la Real Audiencia de Lima y depositado en la
Corte Superior de la República. Se trata de los Autos criminales seguidos de
oficio contra D. Mariano Cárdenas y D. Manuel Rivera, por revolucionarios
en el Cerro de Yauricocha, y también contra el religioso ausente, fray Mariano
Aspiazu de la Orden de La Merced. Año de 1812. El Dr. Neuhaus ha tomado de
ese expediente las coplas en décimas atribuidas al P. Aspiazu y las publica con
ligeros comentarios intercalados. Por no ser el tema concreto de su estudio, no
consigna datos sobre el propio proceso. Empero, indica que Cárdenas declaró
en su instructiva que los indios cantaban «los llamados versos de la concordia,
coplas armadas con motivo de la creación del Regimiento del mismo nom-
bre», y que Rivera afirmaba en su declaración que se las había entregado el P.
Aspiazu «para que las hiciera circular, de veinticinco a treinta décimas». Esos
versos, como indica el Dr. Neuhaus, contenían los pasquines que se colocaron
en Pasco el año de 1811, en la noche del día de Pascua de Resurrección.
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