Page 23 - La Rebelión de Huánuco. Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Huánuco de 1812
Por lo que toca a la República de Indios, la revolución de Túpac Ama-
ru, de probadas dimensiones continentales, comporta el hito más rotundo en
la línea de las protestas e insurrecciones indígenas, la mayoría de ellas con
identidad de motivaciones y formas de acción, persistentes, asimismo, en las
rebeliones de la masa india de los finales del siglo XVIII y principios de la dé-
cimanona centuria. Cabe anotar, como una de las tantas constantes históricas
de esos movimientos de subversión, que casi todos se ampararon bajo la égida
nostálgica del mito del Incario, utilizando sus dirigentes la influencia telúrica
de su fuerza revolucionaria en los indígenas.
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La rebelión de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes, por su magnitud y
repercusiones superiores a todas las habidas anteriormente, con excepción de
la encabezada por José Gabriel Túpac Amaru, y por su prevalente carácter in-
dígena y de entraña peruanísima, ofrece un rico campo de investigación, aná-
lisis comparativo y de interpretación. La bibliografía histórica sobre el tema,
con alguna excepción, se ha detenido sólo en la historia externa de la rebe-
lión, sin pulsar su potente contenido ideológico, la multiplicidad de sus causas
concurrentes, la complicada trama de su realidad humana y, en especial, sus
exactas dimensiones y caracterización dentro del cuadro histórico de la época.
La documentación que presentamos en esta primera recopilación, ofre-
ce un ingente caudal informativo sobre esos y otros muchos as· pectos del movi-
miento precursor huanuqueño. Al hilo de los copiosos expedientes curialescos
y de la complicada maraña procesal, fluyen las corrientes de aguas profundas
de la historia vívida del acontecer revolucionario. A través de las confesiones de
los reos, pruebas testimoniales sobre la toma y saqueo de la ciudad por la turba
ávida y desenfrenada, procesos de embargos de bienes, inquisición y averigua-
miento en torno a los dramáticos sucesos de la rebelión, se avizoran los más
variados aspectos de la sociedad y economía urbana y rural de la vasta región
andina en la cual se centralizó y propagó el movimiento revolucionario.
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2. En el proceso incoado en el Cuzco, el año de 1572, se imputa a Don Carlos Inca, hijo del españolizado Paullu Inca, el cargo de delito
de «lesa majestad» por haberse hecho llamar «Capac» y jurado como príncipe a su hijo Don Melchor; y la conjura se califica por el Juez
Loarte de «probada rebeldía» y «delito de levantamiento». El propio Don Melchor fue sindicado, por los años de 1600, de cabeza en
los presuntos conciertos levantiscos tramados en la Ciudad Imperial, donde se explotaba por «los descontentos» su calidad de vástago
de la nobleza incaica. El año 1601, en los alborotos del Cuzco y Huamanga, que terminaron con el lastimoso suceso de la ejecución
del buen caballero Don García de Solís Portocarrero, aparecen complicados dos descendientes de la estirpe imperial de los Incas, uno
de ellos D. Alonso Titu Atauchi. La sublevación de Oruro de 1737, encabezada por D. Juan Vélez de Córdova, enarbola como bandera
el nombre de un descendiente de los Incas, presumiblemente D. Juan de Bustarnante Carlos Inca, se pretende «restaurar el Imperio
de los Incas» y el Manifiesto de agravios, reviste un trascendental contenido precursor. (Dunbar Temple, 1947 y 1948; Azarosa, 1948;
Beltrán, 1925; y Lewin, 1957). [Nota de la autora].
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