Page 215 - La Rebelión de Huánuco. Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Huánuco de 1812
delitos tendremos tranquilidad en la Sierra, y si no pronto habrá que llorar los
efectos de la indulgencia como los ha llorado el Alto Perú.
Hasta hoy no se sabe, como tengo dicho a Vuestra Señoría Ilustrísima,
el origen de esta revolución, y para mí está en personas de poca consideración
por lo que hace a Huánuco: No dudo se prendan unos cuantos que están lla-
mados a pregón, y son sin duda los que movieron a los indios, ellos son unos
mozos abandonados, pero a pesar de todo tenían partidarios en el Cerro, y
aún en Lima, en donde se supo la revolución de Huánuco el mismo dia que
sucedió; así me lo ha asegurado por lo tocante a Lima Don Esteban Jiménez,
europeo que se hallaba entonces allí, y por lo que pertenece al Cerro, es público.
En Huánuco ha habido emisarios de los países sublevados y cartas de
Castelli: Esto es evidente, y hace más de un año se hospedaron en mi casa
de tránsito para Huánuco dos hombres que me hicieron sospechar mucho,
ellos estuvieron en Huánuco como un mes y no sé adonde fueron; también se
apareció hace algunos meses un hombre en traje de Lego Francisco, que dijo
venía prófugo de Santa Fe, que esparció muchas semillas de sedición, éste está
preso en el Cerro por sospechoso, y no sé que harán de él ni cual será el estado
de su causa, lo cierto es que le han quitado el hábito porque dicen se ha sabido
no es tal religioso; él traía dinero en oro y hablaba mucho de revoluciones.
También están presos en el Cerro dos quiteños a quienes se sorprendió y se les
hallaron papeles de correspondencia con Quito; estálo también un tal Queipo,
patacino, por autor de un pasquín sedicioso, y en el mismo día de su prisión se
desapareció del Cerro Doña Ramona López viuda del minero Don José Vigil,
que aparece cómplice con Queipo en el pasquín. También con la noticia de la
derrota de los indios en Arribo fugó de Huánuco el Religioso Mercedario qui-
teño Fray Mariano Aspiazu, que se hallaba convaleciendo en aquella Ciudad,
él, sin querer ver al Intendente, se fue por caminos extraviados no sé adonde,
y sé que uno de los presos en el Cerro lo dá por autor de uno de los papeles
que se hallaron en su poder; se le oyó en Huánuco expresarse sediciosamente,
y aunque el Subdelegado tuvo noticia en tiempo despreció el aviso; si hubiese
habido alguna vigilancia por estos lugares se hubieran sorprendido en tiem-
po algunos sediciosos y el cáncer estuviera atajado en sus principios, y en fin
no se habrían movido los indios que una vez agitados no se tranquilizan tan
fácilmente como se juzga.— Nuestro Señor guarde a Vuestra Señoría Ilustrísi-
ma muchos años.— Huariaca, veinte de Abril de 1812.— Ilustrísimo Señor.—
Doctor Pedro Angel de Jadó.
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