Page 456 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
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Volumen  1
                                                                Informe sobre la hacienda pública
            ha mandado, y ve aquí insensiblemente restablecidas estas provincias a su an-
            tiguo estado de robustez.
                    Baja de ley, no se escuche. El comisionado de S. M. don Diego Dru-
            mont, ya insinúa en sus papeles que la hay y existe. Señor: desaparecidos los
            tiempos de la oscuridad y las tinieblas, no hay embarazo en descubrir. Que
            por real orden de 20 de marzo de 1772, se ordena esa rebaja, pero ¡con qué
            precauciones y misterios! Juramento particular de los contadores, a quienes el
            gobierno confiere el glosamiento de esa cuenta separada: pasar en horas re-
            servadas a la Casa de Moneda a verificar los datos para los libros de ingresos.
            Juramento al oficial que los auxilie. Disfrazarse ese aumento con el nombre
            de entrada extraordinaria... ¿Un invasor que sorprende los bienes del pacífi-
            co ciudadano, podría tomar más precauciones? ¿Y un gobierno que procede
            dando ejemplos de tanta inmoralidad, tiene derecho de esperar exactitud y
            fidelidad en sus empleados?.


                                          PAPEL MONEDA

                    Más adaptable sería la fábrica de papel moneda, que represente en pe-
            queñas cantidades desde cinco pesos progresivamente hasta ciento, la concu-
            rrente cantidad de igual moneda en efectivo, y que labraría en menudo para
            ir sucesivamente extinguiendo el papel; de modo, que era sólo una moneda
            subsidiaria e interina.
                    Ese proyecto tiene contra sí la preocupación que excita motivos par-
            ticulares contra su autor; pero bien examinado, no ofrece algún reparo. Sólo
            ante, sí, ventajas conocidas para la reanimación del reino. Toda la dificultad
            en este punto, es persuadir al público que existen las dos bases del crédito: sol-
            vencia en el deudor, y confianza en su buena fe. El sultán de Turquía tiene la
            primera calidad, proporciones para pagar; mas nadie arriesga préstamos bajo
            su firma, porque falta la seguridad del que quiera pagar.
                    Cuando el conde Cabarrús proyectó el establecimiento del Banco na-
            cional, Mirabeau, ese sublevador de la opinión pública (como él mismo se
            llamaba) no dudó caracterizar de malos ciudadanos, y de imprudentes padres
            de familia, a los que arriesgasen sus fondos en este establecimiento. La expe-
            riencia ha manifestado la falsedad de su invectiva, pues los papeles moneda de
            Banco, circulan con mayor estimación que el efectivo siendo muy cómodos y
            a propósito para el giro.



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