Page 286 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
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Volumen 1
Carta de Escobedo a Gálvez sobre la forma de las elecciones
adelantamiento a las letras, u otros objetos de la escuela, o mejorado sus ren-
tas y edificios, o que sea capaz de hacerlo, y teniéndolo emprendido, necesite
tiempo de conseguirlo. Sólo a estos casos debe quedar concedido el arbitrio de
reelegir con previa licencia, que sobre estos fundamentos instruidos obtenga
el claustro de su vicepatrono, y concurriendo de ello según los estatutos, el
número preciso de votos.
En éstos, y la multitud de ellos, hallo otro origen, que fomenta la ambi-
ción y hace perder el orden, y acaso otros vicios en estas ocurrencias, pues no
creo que en las Américas se pueda tener la confianza en la sanidad del crecido
número de vocales, que es aquí demasiado grande, porque los grados mayo-
res, ni son tan difíciles de conseguir, ni se necesita edad muy madura para ob-
tenerlos ni por consiguiente los estudios, y amor de los progresos de las letras
están muy aseguradas en el corazón de muchos doctores, tiernos por la edad,
y sin madurez de juicio y de doctrina; y aun aquí ni en nuestras Universidades
de España, ni en alguna multitud se puede contar con que todos los votos han
de ser de igual aptitud, y sanidad, lo que allá no se logre en esto ciertamente,
es más difícil en estas Américas, y lo es mucho más la pureza, desinterés e
imparcialidad, que allá son efecto de la buena educación, y el ejemplo hace
trascender de unos en otros estas virtudes, que aunque aquí no falten, no son
tan generales y por todo esto creería yo que convenía que este punto se refor-
mase en esta Universidad, y se redujese a un corto número el de los vocales
que bastarían fuesen ocho, o diez, y podrían serlo los que hayan antes obte-
nido el empleo, o los doctores decanos, y más antiguos de las facultades que
residan en la ciudad, o los catedráticos de prima de ellas, en los cuales todos es
de suponer un buen oficio, probidad, y experiencia, y el conocimiento de los
individuos del claustro que sean dignos de ser reelegidos.
Estas reflexiones me han nacido de lo que acabo de notar en las ocu-
rrencias citadas, y aunque creo, que no sólo esto necesite reforma, y en otros
puntos pueda necesitarse según lo que advierto y oigo de que los catedráticos
no asisten a leer en las aulas, ni los alumnos tienen precisa asistencia en ellas;
no concibo propio de esta coyuntura el tratar de éstos, no pretendo aventurar
proposiciones, y es justo reservar el juicio del que pueda tomar la exploración
necesaria, con talento para poner en mejor plan estos estudios, y sólo por un
efecto de mi amor al buen orden, justicia y tranquilidad, provocado de las
citadas ocurrencias me he determinado a exponer a vuestra excelencia cuanto
he dicho, y si fuese de su agrado se servirá poner en la noticia, y consideración
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