Page 222 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
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Volumen  1
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                    Muy señor mío, impuesto de la copia de la real orden de 10 de agosto
            de el año pasado, y de el oficio de 21 del mes anterior con que vuestra ex-
            celencia se sirvió pasármela, debo decir que, en lo tocante a el doctor don
            José Baquíjano, tiene ya vuestra excelencia dadas las justas providencias que
            expresa; y según las resultas, podrán continuarse; y para la verificación de los
            demás puntos sobre que se nos manda informar y vuestra excelencia desea oír
            mi dictamen me parece será conveniente averiguar la facultad que, según se
            enuncia, tiene la Universidad para imprimir las obras de sus matriculados sin
            noticia del gobierno, pues yo ignoro absolutamente, si es o no cierta, y todo lo
            que se practica en punto a impresiones, como que es asunto tan propio de ese
            superior gobierno donde constarán las formalidades observadas hasta ahora.
                    No obstante, me parece que el método más seguro para lo sucesivo
            será el de apercibir a los impresores para que bajo la responsabilidad, y penas
            correspondientes no impriman obra alguna inclusas las de los matriculados
            de la Universidad, sin precedente licencia por escrito del gobierno, quien para
            darla hará examinar las obras por los sujetos de ciencia y justificación que se-
            gún su naturaleza sean más a propósito, respecto a que no hay aquí colegio de
            Abogados a quien pudiera cometerse este encargo, que conozco incompatible
            con las atenciones de la fiscalía, para que corra a su cuidado. Las obras prohi-
            bidas que individualiza la real orden corren sin duda impunemente, y si Vues-
            tra excelencia gusta podrá encargar a el tribunal de la Inquisición que sin res-
            peto a persona alguna las recoja inmediatamente, y dé aviso de las que halle y
            sus dueños, para ver después si alguno otro las tiene, aunque considero difícil
            la averiguación por la imposibilidad de registrar las casas donde se oculten, y
            por lo mismo he propuesto se confíe el encargo a aquel tribunal, cuya respeta-
            ble autoridad y celo, no omitirá diligencia para cumplirlo, y podrá por medio
            de sus comisarios adquirir las noticias que a vuestra excelencia y a mí se nos
            ocultarán con facilidad. Para que en lo sucesivo no se introduzcan estas y otras
            semejantes obras, contrarias a la religión y a el estado, no hallo otro arbitrio
            más seguro y expedito que el de mandar que todos los libros que por mar o tie-
            rra se introduzcan, y pasen de comercio o de particulares, de cualquier clase y
            condición, que los traigan encajonados, o en cofres con sus equipajes, después
            que en la real Aduana se despachen por lo respectivo a los reales derechos y
            demás formalidades concernientes a el resguardo de la real Hacienda, pasen
            a la Inquisición donde se reconozcan y examinen con asistencia de un señor
            ministro que vuestra excelencia dipute para este fin. Propongo este arbitrio,



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