Page 25 - Guerrillas y montoneras durante la Independencia - Vol-1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
Guerrillas y montoneras durante la Independencia
Mención particular exigen las informaciones de servicios de guerrille-
ros, por ser de años muy posteriores y a primera vista al margen de las pautas de
orden cronológico fijadas a esta colección. Hemos conceptuado indispensable
su edición porque, al igual que los anteriores documentos, aclaran el panorama
de hechos antecedentes. De esta clase de testimonios, además de los atañederos
a Hilario Castro, Terreros y otros guerrilleros, destacan dos, relacionados con la
revolución del Cuzco de 1814. Se trata de la información presentada por el jefe
de guerrillas, Estaban Catacora, ayudante de Pumacahua en la expedición sobre
Arequipa contra Picoaga, y que actuó en el ejército de Pinelo y en la toma de La
Paz; y la de José Antonio Manrique, capitán de guerrillas en Huarochirí, antiguo
patriota desde 1809 y partícipe en la citada rebelión de 1814, el cual hubo de
abandonar su «carrera literaria» fugando del Cuzco, e incorporándose, ya el año
de 1820, al movimiento insurgente nacional.
Del año 1851, se incluye la información de servicios de Ignacio García,
premiado con la medalla de las guerrillas y que sirvió como emisario de los
patriotas José Boqui y José Mansueto, llevando correspondencia a San Martín
antes de la llegada de la Expedición Libertadora. Adveran sus afirmaciones
varios sobrevivientes de la época de la Emancipación, entre ellos José de la
Riva-Agüero, Remigio Silva, Andrés Reyes y Francisco Vidal. Otra de estas
informaciones corresponde a Joaquín Debauza, el cual al retirarse sólo pide
goce de fuero y de uniforme. José María Fresco, el salteño jefe de partidas,
certifica, a su vez, sus servicios en las guerrillas, desde 1820 y hasta la batalla
de Junín. El modesto maestro sangrador, examinado por el Protomedicato,
Bernabé Buendía, que actuó en las partidas de Zárate y Villar y, asimismo, en
la batalla de Junín, presenta una antigua certificación de Baltasar de Orrantia,
del año 1821, y en nombre de los héroes anónimos del pueblo, expresa que «en
un teatro de tanto personaje ilustre es difícil a los humildes o cortos el merecer
esta gloria y satisfacción».
En una sección independiente hemos reunido los documentos sin fe-
cha determinada o con datación incompleta. Ciertamente que gran parte de
esas fuentes son de agible identificación cronológica, pero hemos preferido,
de acuerdo con normas preceptivas, no asumir esa tarea heurística. La ma-
yoría de esos testimonios son de importancia, en especial la correspondencia
anónima de espías, de jefes de avanzada y de autoridades indígenas; el copioso
elenco de partes de guerrilleros, proclamas y hasta algún perdido yaraví. Su
interés radica en el hecho de que conciernen en gran parte a los años de 1820
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