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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            soga, en la que estaban las armas del Cabildo de Tinta y Tupa Amaro le dijo
            las compusiese, pena de la vida. Que con el motivo de haber tenido el confe-
            sante, meses antes una conversación con el Corregidor Arriaga, en presencia
            de Tupa Amaro, sobre cañones oyó dicho Tupa Amaro, que el confesante tenía
            uno grande y otro en molde, por lo que le preguntó ahora Tupa Amaro por
            ellos, y el confesante le dijo los tenía en la hacienda; le quiso hacer escribir
            una carta pidiéndoselos a lo que se rehusó y entonces Bermúdez escribió una
            esquela fingiendo la firma del Corregidor, con la que fueron y trajeron los
            cañones. Que el confesante en los fusiles y escopetas puso los tornillos flojos y
            de modo que no sirviesen, como efectivamente se experimentó en Sangarará,
            pues no sirvie /.9 ron y asi cuando en aquella ocasión intentó el rebelde venir
            en derechura al Cuzco, vino Bermúdez y le dijo compusiese las armas bien y
            cuidado no volviese a ejecutar la traición que había hecho, que Tupa Amaro
            se había enfadado, entonces le disuadió el confesante, diciendo había muchos
            cañones en esta ciudad y muchos fusiles y asi logró no vinieran y responde.
            Preguntósele si ha estado con Tupa Amaro forzado o de su gusto, dice ha es-
            tado forzado y responde.
                    Preguntósele si tenía confianza con el rebelde, dice si deseaba saliese
            bien éste en sus empresas, dice que ni tuvo confianza ni deseaba saliese bien,
            antes pensó matarlo, para lo que había dispuesto una bayoneta y lo envió a
            llamar con su mujer por tres veces, pero no vino y responde.
                    Repreguntósele, como dice no era de la confianza, ni deseaba saliese
            bien, cuando él componía los fusiles y en prueba de que lo hacía bien lo esti-
            maba el rebelde y de su orden mandaba hacer balas los indios le nombraron de
            su cacique y pusieron en una mula, paseándolo por la plaza, con muchos víto-
            res y que asi manejaba la artillería y cuando vino a Piccho él la disparaba, dice
            es cierto todo, pero que los de fusiles se remite a lo confesado, que las balas
            se las mandaron hacer y las hizo porque si no le quitaban la vida. Que como
            el declarante es Cacique del pueblo de Corroa y ha hecho bien a los indios y
            el Corregidor de Quispicanchi, le quitó el cacicazgo y como había alli varios
            y le estimaban, dieron en eso. Que es cierto manejaba la artillería, pero esto
            mismo es su mayor defensa, pues ningún cañonaso que disparó hizo daño,
            pues siempre disparaba de modo, que el tiro fuese muy alto; y asi en Piccho es
            notorio, pues sino hubiera hecho esto, hubiera muerto mucha gente y a nadie
            hirió, que la pólvora, balas y otros pertrechos, parte dejó enterrado en Tunga-
            suca, parte echaba en /.9 los rios al pasar y en Piccho dispuso de modo que se



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