Page 710 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 7
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Volumen  7
                                                              Causas criminales contra los rebeldes
            de edad de cuarenta años, casado con Doña Andrea Esquive! y se mantenía en
            una hacienda y obraje, y hace doce años que está sirviendo de Sargento Mayor
            de la Provincia de Paruro, y sabe que estará preso por haber estado en compa-
            ñía del rebelde y responde.
                    Preguntósele, desde cuando está con el rebelde y con que destino ha
            estado, dice que lo prehendieron el día cinco de noviembre en el pueblo de
            Tungasuca, pues el confesante se hallaba en el río de Tinta, haciendo un puen-
            te. Que con el motivo de deberle el difunto Corregidor Arriaga tres mil pesos,
            que le había suplido, se los pidió cuando vino a la Provincia y no se los pudo
            pagar, diciéndole se los daría luego que pasase a los pueblos altos; que el mis-
            mo día cinco llegó la cama del Corregidor a Tinta y viendo que no llegaba
            entraron en cuidado el confesante y San Roque, creyendo le hubiese sucedido
            alguna desgracia o SE’ hubiese despeñado en el camino. El confesante fue a
            Cabildo y en contró que las criadas estaban cerradas, quienes por una ventana
            le dijeron había enviado el Corregidor una esquela desde Tungasuca, diciendo
            le llevaron la cama, con lo que el confesante se fue derecho a Tungasuca y en la
            pampa antes de entrar encontró a la mujer de Diego Ortigoza, a quien pregun-
            tó por el Corregidor y le respondió aún no había venido, que lo esperaban, con
            cuyo motivo estaban /.8v previniendo comida en lo de Tupa Amaro, que fuese
            allá entrado al pueblo encontró con el Ayudante Bejarano, a quien le preguntó
            por el Corregidor y dijo no sabíá, que él venía a decir misa y el confesante por
            ser día domingo le contestó la oiría. Pasó a casa de Tupa Amaro, con quien se
            encontró y preguntándole por el Corregidor, le dijo que estaba adentro con-
            sultando un asunto, que pasase adelante, lo que ejecutó e inmediatamente ca-
            yeron sobre él muchos mozos o mestizos, que lo aporrearon, lo tiraron al suelo
            y ensangrentaron, de suerte que quedó fuera de sí, y asi entraron a un cuarto
            donde ya encontró preso a San Roque, con quien estuvo hablando, a poco rato
            oyó algazara y vio era Don Bernardo la Madrid, a quien traían preso. El confe-
            sante pensó aquella noche ver como escaparse y con pretexto de cosas precisas
            salio al patio y lo vió todo cercado, no obstante premeditó salirse por el techo,
            pero por la noche les entraron el cuarto de centinelas, varios con lanzas, con
            lo que frustraron todos sus pensamientos. El confensante entonces escribió a
            la mujer de Tupa Amaro una carta muy rendida, suplicándola tuviese caridad,
            pues él había servido tanto en aquella quebrada, a la que le respondió Tupa
            Amaro, la que presenta; de resulta de esto lo sacaron del cuarto y llevaron a
            otra casa con Antonio Bastidas, con un puñal en la mano y un indio con una



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