Page 129 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 7
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            dente de ella, intendente de ejército, subdelegado de la real renta de tabaco y
            comisionado con todas las facultades del excelentísimo señor virrey de este
            reino para entender en los asuntos de la rebelión intentada y ejecutada por
            el vil traidor José Gabriel Tupa Amaro. En la ciudad del Cuzco, a quince de
            Mayo de mil setecientos ochenta y uno, siendo testigos don Fernando Saa-
            vedra, contador de visita, don Juan de Oyarzábal y don José Sáenz, de que
            certifico.
                                                        Manuel Espinavete López
                                                               (firmado)


                    En la citada ciudad, a diez y seis del mismo mes y año, yo el escribano
            hice saber la anterior sentencia y su pronunciamiento a Antonio Bastidas, pre-
            so en este cuartel, de que certifico.
                                                               Espinavete
                                                        (media firma y rúbrica)

                    Inmediatamente se hizo saber la sentencia y pronunciamiento prece-
            dentes al solicitador fiscal nombrado en esta causa y al defensor de firmó por
            no saber. Firmólo su señoría, de que certifico.
                                                               Espinavete
                                                        (media firma y rúbrica)


            [Acta de la ejecución de Antonio Bastidas. Mayo, 18, 1781].

                    Yo el escribano certifico y doy fé en cuanto puedo y ha lugar en dere-
            cho que hoy, día de la fecha, a horas de las diez, poco más, fue sacado el reo
            Antonio Bastidas públicamente del cuartel donde estaba en compañía de los
            demás reos cómplices en la rebelión del traidor José Gabriel Tupa Amaro, y
            publicándose su delito y de los demás reos, fue llevado al suplicio que está
            puesto en esta plaza mayor, y a horas de las once fue ahorcado con todos los
            auxilios divinos y en la conformidad que se manda en la sentencia de las fojas
            antecedentes. Y habiéndose mantenido colgado en el suplicio hasta las cinco
            de la tarde, fue descuartizado por uno de los verdugos destinados con arreglo
            a lo mandado en dicha sentencia, y las manos, cabeza y pie se entregaron al
            oficial de guardia para que se remitan a los lugares destinados con cuatro ra-
            zones que se le dieron en otros tantos papeles con el nombre del reo, y a todo



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