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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            consternado salio de alli el declarante a verse con el cacique, y le encontró en
            la plaza y le dijo: Hombre que haces que te pierdes tú, tu muger y tus hijos por
            que quieres quitarle la vida a este hombre, y le respondió socieguese vuesa-
            merced que estoy seguro; preguntole qué seguridad tenia y le respondió que
            tenia providencia del señor Visitador y de la Real Audiencia; pidió le mostrase
            la providencia, dijole la havia mandado para las tierras de arriva porque la
            orden era para que se matasen a todos los corregidores como pudiesen y se
            destruiesen los obrages, con lo que quedó tan fuera de si que ni savía donde
            estava, ni lo que le sucedia y mas viendo que toda la provincia a aquella hora
            estava convocada y armada en la plaza, volvió al Corregidor y le dijo: Señor
            esto no tiene remedio; el Corregidor le repuso se suplicase a la Superioridad
            de la providencia que el costearia el recurso, que podia ser fingida, volvió se-
            gunda vez con esto el declarante al Cacique y le dijo: Mira hombre que esto
            puede ser fingido, y algun emulo tuio puede haver maquinado esta maldad
            por destruirte y le respondió que estava bien asegurado, aunque le instava
            desistiera de semejante intento nada pudo conseguir con lo que mas descon-
            solado solo trato de que se dispuciera el Corregidor para morir; pidiole al
            declarante le hiciera quitar las espozas como lo executó y entonces se confesó
            y todo el resto de la noche lo estuvieron auxiliando el dicho su ayudante Veja-
            rano y el ayudante de Yanaoca a quien llamaron para el efecto con otro pretes-
            to; al otro dia por la mañana fue llamado el declarante del Corregidor y se
            reconsilio suplicándole viese nuevamente al Cacique y que hiciese llamar a
            Cura de Yanaoca a quien escrivio llamandolo, y nunca tubo respuesta y enca-
            minandose donde estava el Cacique le instó desistiera de su empeño, y le dijo
            que ya no podia dilatar mas tiempo porque hacian veinte y seis dias que tenia
            la orden y llegada la hora que havian determinado le pidio el Corregidor al
            declarante no lo desamparase y lo fue exhortando hasta el cadahalso en donde
            le quitaron sus vestiduras y el baston que le havian puesto en la mano que era
            de uno de sus capitanes y lo colgaron, y los que venian mandando que cami-
            nasen eran los mismos cobradores del corregidor y aunque se rompió la cuer-
            da y caió al suelo lo volvieron a surgir y el declarante no vio mas porque se fue
            a la yglesia a encomendarlo a Dios y a la tarde a su capital de Pampamarca, y
            volvió el lunes a enterrarlo, hasta cuio dia se demoró esta funcion porque an-
            duvieron convidados. En el tiempo que el Corregidor estubo en la pricion se
            escrivieron varias cartas a su nombre llamando a don Bernardo de la Madrid
            obragero de Pomacanche y a su cajero don Manuel San Roque convidandolos



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