Page 438 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 5
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Volumen 5
La defensa del obispo Moscoso: Cargo 12º
y queriendo regresar el dia siguiente domingo a dar misa a su feligresia le
instó dicho cura a que se quedase por estar enfermo de los ojos y por eso dio
orden al Ayudante hiciera venir a los de Tungasuca a la parroquial de Pampa-
marca para que oieran misa y doctrina regresando por la tarde a su recidencia
y biendo que no se havia cumplido con la orden que dio porque el Ayudante
se havia ido a dar misa a Tungasuca, preguntada la causa le digeron que dicho
cacique lo havia mandado llamar pidiendole por favor por decir que estaba
indispuesta su muger, y que el Justicia maior don Vizente Mendieta que estaba
alli queria oir misa. En esta suposicion estubo el declarante hasta el martes que
oio decir al mismo Ayudante llamado don Yldefonso Vejarano, que el Corre-
gidor estaba en Tungasuca actuando y que esto se lo dijo la muger del cacique
añadiendo que dicho corregidor se recelava de él que por eso no lo vio y se
vino a Pampamarca. El jueves a las siete poco mas de la noche se dejo ver en
casa del declarante el mencionado cacique diciendo estaba uno malo en Tun-
gasuca, y que lo llamava para que lo confesase respondiole que por que no
llamava al Ayudante, y a esto le replicó le havia dicho el enfermo expresando
ya ser el corregidor Arriaga; que sino lo confesava el declarante se condenava,
y que le havia dado un insulto; encaminase para Tungasuca en donde pregun-
tó por el corregidor y los de la familia del cacique lo introdugeron hasta donde
estava, y lo encontró en un quarto pequeño con esposas y grillos; quedó ato-
nito el declarante al verle y le preguntó que era aquello, entonces el Corregidor
le dijo que la tarde que se despidio de Yanaoca le salieron al camino el cacique
Tupa Amaro con varios otros mozos vendiendole la fineza de acompañarlo, y
el mismo cacique convidandolo para Tungasuca y le respondio le precisava el
ir a Tinta, y al suvir una cuesta lo rodearon, y conociendo el corregidor la mala
intencion que traian huio y se escondio en una quebrada donde lo encontra-
ron por haberlo acusado una yndia, y aunque tiro a defenderse no pudo por-
que le echaron un lazo y lo trageron al suelo, y allí lo apricionaron haciendo lo
mismo con el escriviente que se apellida Bermudes a quien lo derribaron de
una pedrada; que lo condugeron al cima de un cerro, y alli lo tubieron hasta
tarde de la noche y luego lo pasaron al lugar donde lo hallo; y lleno de ternura
le significo que dicho cacique le havia entrado al quarto un cuadro de la Co-
ronacion de espinas, diciendole se dispuciera para morir y preguntandole la
causa u orden que tubiese no le pudo sacar mas palabra que era orden supe-
rior. Suplicando al declarante apartara al cacique de su propocito y prometien-
dole dejaria sus bienes para la fabrica de su yglesia de Pampamarca; todo
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