Page 344 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 5
P. 344

Volumen 5
                                                           La defensa del obispo Moscoso: Cargo 11º
            mandava curar los heridos convoiandolos a los hospitales, los cadaberes a las
            capillas y al resto de la gente animandolo a la justa defensa de la Patria.— Allí
            se verifica a la letra en vuesa señoría ylustrisima lo del Apostol San Pablo
            con su epístola a los de Corinto, que los llama de linage divino a aquellos que
            llevados del celo de la religion christiana exponen al publico para maior edifi-
            cacion y aprobechamiento del Christianismo, el onor a la magestad Divina, la
            venerable ovediencia al Rey nuestro señor y la defensa a la amada Patria.— Es-
            tos oficios en vuesa señoría ylustrisima dieron merito al traidor para hacerlo el
            blanco de sus iras por que el lugar donde se presentó vuesa señoría ylustrisima
            era de manifiesto peligro despues que el Ynsurgente bi caminava los tiros de
            cañon assi al sitio donde se hallava vuesa señoria ylustrisima, ya se ve que lo
            haría, este sacrílego vil seducido de su espíritu infernal de implacable odio a
            vuesa señoría ylustrisima, por ver si algun tiro que descargava convertia en
            cenizas al que era el blanco de sus iras.— Despues que este traidor derrotado
            salio de fuga del cerro de Piccho caminé a la provincia de Chunvivilcas sacri-
            ficandome por la ovediencia y por tener mi conbento en dicha provincia una
            quantiosa hacienda y ver si con mi precencia podía evitar la total ruina de ella,
            pues los yndios reveldes por orden de su Gefe entrando en ella armaron su
            fuerte.— Luego que asomé a Sanchasahua que asi se llama la hacienda, des-
            cargó sobre mi una juria de mas de mil yndios y con extrahordinaria fiereza
            me llevaron prisionero a Livitaca y de halli a Tinta, donde me presentaron al
            Yndio que me llenó de los mas atroces dicterios. Alli me mantuve preso mas
            de dos meses.— Blasfemava este revelde contra la Yglesia y sus ministros y
            un dia que entró a mi vivienda llenó de indignacion me dixo las siguientes
            palabras: Padre este Obispo me hace mucho daño, por que ha envenenado la
            maior parte de la gente que me auxiliava con noticia que tuvo de la excomu-
            nion que contra mi y los mios se fulmino. A mi no me hace trepidar en nada
            dicha censura, por que ni a mi ni a mi gente nos comprende, solo siento que
            estos varvaros poseídos del mas torpe alucinamiento no comprendan la in-
            demnidad con que se hallan, pues ni el Papa nos puede excomulgar. Bastante
            merito ha dado el Obispo para atropellar la Yglesia y sus ministros por tener
            aquartelados clerigos y frailes que es cosa que jamas he oído tomar armas
            ofensivas los ministros de Dios quando en ellos deve resplandecer la piedad
            y comiseracion a los fieles.— A la letra observé la fuga de los yndios con la
            censura por que aun algunos que quedaron a su defensa toman su sueldo y se
            retiravan a las cuebas por decir que estaban con la desgracia ensima y morian



                                               343
   339   340   341   342   343   344   345   346   347   348   349