Page 346 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 5
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Volumen 5
                                                           La defensa del obispo Moscoso: Cargo 11º
            y columnas que salian a combatir.— Nuestro Señor guarde a vuesa señoria
            ylustrisima muchos años. Cuzco treinta de maio de mil setecientos ochenta
            y quatro.— Ylustrisimo señor.— Beso la mano de vuesa señoria ylustrisima
            su mas atento y seguro capellan.— Frai Nicolas de Torres.— Testado: mis: no
            vale.— Entre renglones: por tener aquartelados clerigos y frailes que es cosa
            que jamas he oido tomar armas ofensivas los ministros: vale.— Entre renglo-
            nes: hallado: vale—
                    Concuerda con el oficio y respuesta original de su contexto a que me
            refiero y de que certifico. Lima y enero doze de setecientos ochenta y cinco.


                    Doctor Antonio de Bustamante Secretario (Rubricado).


                    (Al margen: A don Pablo Astete).
                    Señor Coronel don Pablo Astete.— Muí señor mio. Haviendose vesa
            merced hallado en esa ciudad del Cuzco desde el mes de noviembre de sete-
            cientos ochenta en que empezó la revelion sucitada por el vil ynsurgente José
            Gabriel Tupa Amaro hasta los fines de ella con la muerte de este traidor y
            parte de su familia y pacificacion mediante el yndulto publicado por mi en el
            pueblo de Siquani a su primo Diego Christoval resto de familia y demas reve-
            lados se ha de servir vesa merced exponer a continuacion de este la conducta
            y manejo que observó en mi desde las primeras noticias que se tuvieron en
            esa ciudad de tan escandalosos movimientos individualisando los hechos que
            a vesa merced le consten y a los servicios que a veneficio del Rey y del reyno
            interpuse y contraiendose especialmente a expresar si es cierto que quando el
            mencionado traidor José Gabriel se presentó en el cerro de Piccho con el fin de
            entrar a la ciudad con quarenta mil convatientes me puse la tarde de la batalla
            en campo raso y a tiro de cañon del enemigo victoreando por calles y plazas
            al Rey alentando a los soldados consolando a los afligidos, socorriendo a los
            heridos y animando a todos a que peleasen con el maior exfuerzo en defensa
            de la religion, del Rey y del Estado.— Si igualmente es de publico y notorio en
            esa ciudad que viendome el referido revelde en dicho sitio mandó se me dis-
            parase un cañon y aseguró que la primera cavesa que havia de cortar entrando
            en el Cuzco havia de ser la mia lo mismo que havia protextado días antes en
            diferentes lugares y los motivos que huviese tenido para este encono y sacrí-
            lego deseo con lo demas que a vesa merced le ocurra haver acaecido en las
            criticas circunstancias de aquella melancolica epoca.— Nuestro Señor guarde



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