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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            Indias Naturales de este pueblo de Quiquijana, a dar sus quejas contra dicho
            Eclesiástico, diciendo, que por haver predicado en su pueblo y reducido con
            sus razones a sus avitadores tuvieron facil dentrada los españoles; y que por su
            cauza estavan, ya mui serca matando, y destrosando sus vienes, a estas razones
            el predicho eclesiástico solo bajó la cabeza sin poder contestar, que no haver
            ocurrido otras cosas tal vez huvieran muerto: que los Indios del lugar, y otros
            venidos desde Caravaya, Aplobamba, Lopaccas, Lampa, Asangaro, Ciamata,
            Chuquivanba y otros Pueblos, que concurrian para las expediciones hablavan
            mal contra el suplicante y los demás sacerdotes, queriéndolos matar por decir
            que eran unos traydores a su Inca. Y el suplicante andaria muy rreseloso con-
            tando a unos y a otros muy asustado de que unos tantos Indios, que estaban
            bajo del balcón del cabildo se preguntaban unos a otros si este era ese clerigo
            Sauaraura, para no herrar finalmente fué preso por la misma Micaela Bastidas,
            y asegurando dentro de su casa donde ocurrió el Alcalde Don José Huachaui
            con sus grillos para ponérselos, que no haver abanzado esa mesma tarde los
            Españoles hasta Combopata, y huido Micaela Bastidas, Mariano y Fernando
            Tupac Amaro con los demás de su sequito huviera muerto irremediablemente
            según contaba el mesmo a unos y a otros el lance tan tremendo en que se havia
            visto, luego que logró safar de su prision, y juntarse con los demás sacerdotes,
            que estaban retraidos en la Iglesia esperando por horas la muerte según fué
            el alboroto de la gente por el entredicho insesante que tocaron. El otro testigo
            dice que con la ocasión de haver estado preso, y cautibo el, y su padre, con
            las dentradas y salidas, que lograva para alimentarse es testigo de vista de lo
            referido y muchas cosas mas. Añadió este testigo que en el intermedio de estar
            el suplicante predicando en el Balcón muy lloroso, y entreteniendo el tumulto
            con sus razones, lograron muchísimos españoles, Hombres y mugeres aco-
            gerse a la Iglesia los unos, y guareserse de los sacerdotes presos los otros, pues
            huvo orden de que mataran a algunos y entre ellos dice que vió a Ermenegildo
            Delgado Cazique que fué del Pueblo Nuevo, agradeserle mucho al suplicante
            por el buen oficio que havia hecho, y rescatado a muchos de la muerte. Dijo
            mas: que el suplicante estaba mui mal mirado de los Tupac Amaros. Muger,
            hermanos, hijos y demás familia. Esto es lo que dijeron los declarantes y le-
            yéndoseles de nuevo todo lo que havian dicho se ratificaron tantas quantas
            veces el derecho les permite, y que no les comprehenden las generales de la ley.
            Dijo el uno ser de sinquenta años, y el otro de veinte y quatro años, quienes
            firmaron con nosotros y testigos de nuestra asistencia a falta de escrivano que



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