Page 744 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen  4
                                                                      Conclusión de la rebelión
            con estas nuebas quedaron todos picados de suerte, que los Eclesiasticos con
            prezos mios oimos decir que lo traiyan de pricionero agarrado de su Santo
            Christo, y tal vez pensamos que lo hubiesen muerto según andaban en nego-
            cios tan afanados sus sequaces, y aleados, mas no se el modo o como internó
            a la ciudad. Quando regresó ví que no le hizo aprecio, ni se mostró corres-
            pondido a su trabajo, antes muy sentido, y enojado, le hizo muchos cargos, y
            según le ví presumí que pasase a otros excesos disonantes aun haviendo ve-
            nido en Compañía de su tio el cura de Umachiri. También certifico como un
            dia domingo despues de comer nos tubo recojidos a todos los sacerdotes que
            fueron tres curas, dos Religiosos, y dos clérigos dentro de su casa su muger
            Micaela Bastidas, quien mandó tocar a entre dicho, y juntada que fué toda la
            gente asi hombres como mugeres, mando publicamente que nos incendiaran
            en consorcio de los españoles presos sin exepción de persona alguna dando
            a entender a la gente que nosotros los Eclesiasticos trabajamos contra ella, su
            marido, y toda su familia, que por causa de los sacerdotes, apretaban las tropas
            españolas, y que no sería de razón que muriendo ellos quedasen libres otros a
            que salió intrepido el referido Don Josef al balcón de su mesma caza estando
            presente ella, y yo a su lado contradiciendo a sus razones en alta voz donde
            predicó, y exortó a toda la gente diciendo que los sacerdotes eran Inocentes
            y Ministros de Dios, Vice Dioses en la tierra a quienes no devian tocarles si-
            quiera porque Dios era el defenzor de ellos, y que si por sus grandes culpas
            los llegaran a maltratar, o matar, la sangre de ellos buscaría Dios de entre sus
            manos, que llobería fuego del cielo, y se abrería la tierra, y los tragaría, que a
            unas personas, que se salbavan sus almas, no devian tratar mal, ni derramar su
            sangre, y que ellos por defender la fee, y ser de la parte del Rey Nuestro Señor,
            a que también ellos devian seguir como unico Monarcha estavan padeciendo
            todo este tiempo como vian sus ojos, pues no tenian culpa alguna cometido
            contra Tupa Amaro, sino eran embustes, o mala ynteligencia de ellos mesmos,
            de todo lo que los Yaias decían, y predicaban, y en caso de ser muertos havian
            de rendir sus vidas como manzos corderos, a que estaban promtos todos los
            sacerdotes presos: esto y otras cosas dijo con grandes lágrimas, a cuya acción
            se compungió la gente, y se amayno por entonces. Tambien sertifico, que la
            tarde víspera de la entrada de los españoles a Tinta estando todos nosotros
            retraídos en la Iglesia binieron a avisarnos como Micaela Bastidas, con otras
            mugeres, y algunos Indios lo apresaron al dicho Don Josef Sauaraura, que be-
            nía corriendo asi a la Iglesia, y lo metieron a su caza no se con que fin, y luego



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