Page 730 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen 4
Conclusión de la rebelión
havía de esperimentar sosobras, y que en Azángaro de encontrarme con los
Tupa Amaros, sus sequaces, guiado de mi obediencia se havia de evidenciar el
peligro próximo de mi vida, para verle a la muerte, rostro, a rostro, otro que
Jacob a Dios: vidi Dominum facie ad faciem: Mas no quise apreciarme en me-
jor esfera, que los mios ni progenitores, y assi despreciando los desastres que
me ofrecía el tiempo jiré rendido poniendo toda mi confianza en Dios quien
me havia de proteger, y amparar en mis tribulaciones, a su siervo, y Ministro
(aunque tan indigno) hasta llegar y cumplir lo mandado por mi Superior, y
decir con el Apostol si Deus pronobis quis contra nos? Apenas entre el Doctor
Don José de Arias Cura propio de Cabana, y mi ayudante el Padre Fray Do-
mingo Castro Lextro de Teología nos haviamos apartado a la morada de Die-
go Tupa Amaro, quando ya se oyó el rumor insolente de la revelde plebe amo-
tinada de un fulano sesenarro, Apoderado General del predicho Tupa Amaro;
sin atender a nuestro Caracter. Individualmente me ultrajaron de voces y
amenazas. Nos vimos con el referido Diego, y Después de las Generales me
preguntó que a don iva? digele que a Juliaca me llevaba la obediencia del cura
coadjutor, y soltando la rienda de su audacia de dixo las siguientes palabras: Es
mucho de que Vuesa Merced no huviese agarrado el curato en propiedad con
la sangre de mi hermano. Ya estará Vuesa Merced gustoso de haverle influido
en que con su bajada al Cuzco havia de componer el enredo; mire que sugeto
de importancia para componer el enredo: Agradezca nuevamente el caracter
que tiene; cuchillo mas bien empleado en este cuerpo mas que sobre mi gusto
me matarán con quatro caballos como lo han hecho con mi hermano, y que
despues se perdiere todo: Quando estuve andando por ay lo havia de haver
merecido, que lo huviera cosido a puñaladas por que Vuesa Merced no le dijo
a mi hermano que se retirara por ay? y no tuvo usted gracia para entregarlo:
Usted predicó en Quiquijana de que nosotros eramos erejes traidores e infie-
les, todavía tiene Usted cara para venir a la casa del ereje, del infeliz, Usted
siendo de la sangre está pegado a la otra banda, y queriendo siempre que los
Corregidores prosigan, con sus repartos sin defender a la Patria, como noso-
tros: Sauaraura, Sauaraura de donde?, andando siempre con sus papeles fictos.
Señor Doctor Don José, por causa de su hermano de Usted murieron esos
siete ahorcados en el Cuzco, pero tuve el gusto de verlo apaleado, y botado,
hecho un perro en el Campo. Corría con grande ímpeto su audacia mordaz
ultrajándome, y aunque le contesté algunas razones, se inmutó mucho mas
porque apetecí el silencio, proseguir desbocado cuando a este tiempo dentró
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