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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
                    Escrito.— Señor Justicia Mayor.— El Bachiller Don José Rafael Saua-
            raura Tito Atauchi, como mas haya lugar en derecho paresco ante Vuestra
            Merced, y digo, que la Superioridad de mi ilustrísimo prelado, se sirvió hon-
            rrarme con el título de Cura Coadjutor, Vicario y Juez Eclesiástico de esta
            Doctrina de Juliaca Provincia de Lampa, sin que para este apostólico Ministe-
            rio huviese precedido en mi mérito alguno, sino sola la benignidad, y Grande-
            za de Su Señoría Ilustrísimo.— En su tribunal tan justificado por impedir el
            paso a mi destino, con el mayor rendimiento que pude, hice mi representación
            de palabra, y mi señora Madre alegó por escrito, diciendo que yo era hijo úni-
            co. Que yo estava encontrado con los Tupa Amaros, secuaces y Aliados, Y fi-
            nalmente odiado entre los Indios por estar todos ciertos, de que yo era la cau-
            sa de la pesquisa y muerte del rebelde José Gabriel Tupa Amaro, muger, hijos
            y demas complices. Que realmente fue assi, pues logré haserlo de su emisario
            al Cuzco de que tengo corrida deligencia ante el Señor Visitador General Don
            José Antonio de Areche, y rubricada por su señoría. Bien pudiera haver hecho
            maior resistencia a mi Ilustrísimo Prelado humillándome en grado supremo,
            aunque huviese sido con detrimento de mi persona, como me aconsejaron
            muchos impuestos de mis causales; pero como tenia a la vista el medias et
            obedire, quom sarificare, y como favorese Dios al Obediente, ofreció en grado
            heroico el mérito de este, que el de víctima, pues obedecía a Dios, por ser los
            prelados órganos del Espíritu Santo, por donde dimanan sus altas Providen-
            cias, y Dispociciones. No fueron convincentes mis escusas para que el celo
            bigilante, y fervoroso deseo de mi Ilustrísimo Prelado, dejase de compelerme
            a la conquista de las Almas por justos motivos que tuvo, los que omito para su
            tiempo. Acampeme en el pueblo de Quiquijana, y noticioso sus moradores de
            mi transporte al Collao me insinuaron asuntos tan temibles de los que dí su-
            maria información, ante los Jueces Reales del Lugar la que en devida forma
            presento, que leido u contesto tributa un justo reselo y motivo suficiente de
            detención hasta verme con mi prelado; Mas no por esto se resfrió mi espíritu,
            y desmayó mi aliento, antes acrisolando mas bien mi obediencia pasé adelante
            para que siendo del agrado de Dios fuese honorífico el sacrificio y odorifica la
            víctima.— Bien sabía el Apostol San Pablo cuando misionero en Efeso que por
            llevar la palabra de Dios rendida obediencia, le aguardavan en Jerusalem, cár-
            celes, tormentos y angustias, mas estimando en nada sus tribulaciones, no
            hiso tanto aprecio de su espíritu, que de él, hasta consumir su curso evangéli-
            co, que havia resivido del Señor, Bien conocía yo que hasta llegar a mi doctrina



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