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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            de Theniente de Cura, fue solicitado del revelde Tupac Amaro, por Carta, den-
            tro de la qual le havia puesto un edicto para que fijando en la puerta de la
            Iglecia convocara al gente al lebantamiento iniciado: el se negó heroicamente
            sin darle respuesta, antes sacando de el un tanto para su resguardo despachó
            originalmente al Corregidor de la Provincia de Lampa, para su govierno, de
            quien tornó las gracias en nombre de Su Magestad según acredita la Carta
            respuesta de dicho Corregidor quien la misma conformidad presentó.— No
            dejaré en silencio lo poco o nada en que he servido. Pues cuando vino el Auto
            circular del Corregidor de Lampa, para que los Españoles del Pueblo de Oru-
            rillo saliesen contra el traydor Tupac Amaro, tuve la Gloria de exortarlos a su
            constancia; les di Misa, y canté las letanias mayores, patente el Soberaeo Sacra-
            mento, y aunque se vieron rodeados por mas de diez mil indios en el Pueblo
            de Ayaviri, por la piedad divina, ninguno pereció. Por riscos y peñas andaban
            los Españoles hombres, y mugeres con vestidos índicos sin mas auxilio que el
            de Dios, ni mas alimento que sus lagrimas, profanados estavan los templos, y
            disipadas sus Haziendas movido de caridad, y de celo sacerdotal, despues de
            haver cantado las letanias mayores, patente el Augusto Sacramento, y dicho
            Missa en el predicho Pueblo, pasé intrépido a Ayaviri con el fin de trastornar-
            le de su sistema al rebelde, quien para hacer nueva imbación a esta ciudad,
            bino a combocar toda la jente del Collao, y sus confines aconcejeme bien de
            los presvíteros Don Antonio Tapia, Don Blas Sanchez, y Don Pedro de Aragón
            que a la sazon estaban en predicho pueblo, a quienes de antemano les comu-
            niqué mi asunto, logré pues recogerlo en un quarto, donde con maior eficacia
            que pude, le predique lo que le convenía exponiéndole vivamente su alevosia,
            el balor tan sobresaliente de las armas españolas, y lo emparentado que estaba
            nuestro amable Monarcha con los Señores Reyes de Francia, Portugal y Nápo-
            les, llorele del feo luna, e infamia, que havia puesto en la nación con su hecho,
            y como por su causa serian pasados a cuchillo sus sequaces, y delinquentes,
            reñile de las encajadas tan disonantes que havia hecho, y la ninguna respuesta
            que merecía. Le truje a colación la fortificación de la ciudad, y el disparo de
            querer dar abanse, y por esto un imposible el que pudiera prevaleser en su
            designio, al fin ya incado, ya lloroso, ya enojado haciéndole cargo de mi her-
            mano y de todos los de Sangarará, cuia sangre clamaba al cielo contra él, ex-
            púsele el mal estado de su alma, y la ruina de toda su familia: Resolviose com-
            punjido a componer su mal estado, y herido de mis razones el dia siguiente
            dió soltura a los Lizenciados Don Nicolas Sanches a quien lo trajo de Pucará,



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