Page 518 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen 4
Conclusión de la rebelión
encontró a uno al ponerse el sol, a quien poniendole los puntos de su fusil le
dijo: si me dices donde está escondido Catari, te perdono la vida, lo que le pro-
metió decir y quitandole la corta que traia, le amarró con ella las manos para
que lo guiara al sitio y llegandose a poner muy cerca de él, le ocurrió prevenirle
al indio que llamara a Catari por su vos a efecto de que no se huyera oyendo la
del declarante. Hizolo así y salio el indio Coronel llamado Andres Gutierrez al
cual le dijo: acercate hacia mi, y de no con este fusil te tiro y te mato. Entonces
se le arrimó y registrándole por si tenia consigo alguna arma, vió que nó y lo
amarró tan bien, como al otro con el paño de pezcuezo que traia. Hecho esto
le dijo: guiame al sitio donde se halla Catari, y si nó mueren los dos, con que le
llevaron al paraje que deseaba y lo encontró arrimado a un leño con su sable en
mano; pero no dandole ningun tiempo a que se moviera le tiró con tanto acierto
un fusilazo que le entró la bala por la olla de la garganta y viendo que no moría
del todo y que se revolcaba trabajando por poner en pié, se fue a él y quitandole
su sable lo acabó de matar, mandando al Coronel Gutierrez ante dicho que le
cortara la cabeza desamarrandolo para ello y lo ejecutó puntualmente. En este
estado y hallandose el declarante solo entre los dos indios enemigos la mujer
del citado Coronel y un cholillo que acompañaba a Catari le fue preciso llamar
a un soldado de Cotabambas llamado Josef Gonzales que con su rejon iba cami-
nando algo inmediato que fué, le dijo compañero acompañeme a llevar a estos
cuatro reos que es ya de noche y estoy solo, caminaron por una quebrada muy
estrecha y sin salida en donde encontraron a otro indio rebelde y al irlo a matar
el declarante, le perdonó la vida a ruego de los demas. Siendo muy tarde de la
noche y no pudiendo continuar el viaje al llegar al campamento que distaba
mas de una legua, resolvió hacer alto manteniendo hasta el amanecer ambos
soldados de centinela de toda la presa, con la precausión de que a vista de ella
armó su bayoneta, cargó y preparó su fusil con cuyo terror ninguno cesaba en
todo la noche de pedir clemencia. Luego que fue de dia se puso el declarante y su
compañero en marcha hasta que llegó a presencia del Sor. Comandante General
y toda la gente de su coluna, y puso a los pies de su Señoria los cinco reos referi-
dos, la cabeza del rebelde Catari y su sable, pidiendo que atendiera a su compa-
ñero el soldado de Cotabambas por lo que le habia cuidado. Siendo cuanto que
declara bajo del juramento precedente, en lo que se afirmó y ratificó diciendo
que no tenia que añadir ni quitar; que es de edad de 32 años, estado casado,
natural del pueblo de Lampa, provincia de Parinacochas y que aun que no fue
alistado para venir a la guerra se presentó a su sargento mayor don Josef Ignacio
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