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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            el cuerpo de dicho traidor,  destinándose la cabeza al pueblo de Tinta, un
            brazo al de Tungasuca, otro á la capital de la provincia de Carabaya: un pierna
            al pueblo de Livitaca en la de Chumbivilcas, y otra al de Santa Rosa en la de
            Lampa; y el resto de su cuerpo al cerro de Picchu por donde quiso entrar á esta
            ciudad; y en donde estaba prevenida una hoguera, en la que lo echaron junta-
            mente con el de su muger, hasta que convertidos en cenizas se esparcieron por
            el aire. Lo que se egecutó á presencia del sargento José Calderon, y un piquete
            de soldados que fueron guardando los dichos cuerpos muertos. Y para que de
            ello conste donde convenga, doy el presente mandato judicial, en dicho dia,
            mes y año.- En testimonio de verdad.-


            Juan Bautista Gamarra.
            Escribano de S. M. público y de Cabildo.




                    Asi consta de dicho testimonio á que me remito. Cuzco y Mayo 20, de 1781.
                    MANUEL ESPINAVETE LOPEZ.

                    CASTIGOS EJECUTADOS EN LA CIUDAD DEL CUZCO CON TUPAC-AMARO,
                                   SU MUGER, HIJOS y CONFIDENTES


                    El viernes 18 de Mayo de 1781, despues de haber cercado la plaza
            con las milicias de esta ciudad del Cuzco, que tenian sus rejones y algunas
            bocas de fuego, y cercado la horca de cuatro caras con el cuerpo de mu-
            latos, y Huamanguinos, arreglados todos con fusiles y bayonetas caladas,
            salieron de la Compañía nueve sugetos, que fueron los siguientes:- José
            Verdejo, Andres Castelo, un zambo, Antonio Oblitas (que fué el verdugo
            que ahorcó al general Arriaga), Antonio Bastidas, Francisco Tupac-Ama-
            ro, Tomasa Condemaita, cacica de Acos, Hipólito Tupac-Amaro, hijo del
            traidor, Micaela Bastidas, su muger, y el insurgente José Gabriel. Todos
            salieron á un tiempo, y uno tras otro venian con sus grillos y esposas, me-
            tidos en unos zurrones, de estos en que se trae yerba del Paraguay, y arras-
            trados á la cola de un caballo aparejado. Acompañados de los sacerdotes
            que los auxiliaban, y custodiados de la correspondiente guardia, llegaron
            todos al pié de la horca, y se les dieron por medio de dos verdugos las si-
            guientes muertes.



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