Page 711 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
que se alejaron de él sin licencia con el fin de buscar alguna rama de leña, que
habían descubierto detrás de unos montes, distantes de nosotros como un
cuarto de legua, porción grande de enemigos armados con fusiles y rejones.
Con esta noticia conceptuando yo que cuanto hay que temer de estos viles
indignos nuestros contrarios es el que no nos arrojen por una sorpresa, y que
no habiéndola conseguido el día citado al amanecer, podrían intentarla a pri-
ma noche, porque jamás los considero capaces de buscarnos frente a frente:
Dispuse inmediatamente que las tres columnas se pusiesen sobre las armas;
no obstante que el terreno que pisabamos estaba impracticable para manejar-
se a pie, ni a caballo por la mucha nieve que había caído y que continuaba sin
cesar: Haciéndome también cargo que no hubiéramos sacado ningún fruto de
nuestros trabajos pasados, si conseguían el fin que se habían propuesto en sus
maliciosos proyectos. La noche fue rigorosa, ví muchos soldados que no pu-
diendo subsistir en pie ni sentados porque los vencía el sueño, tenían colchón
u manta de nieve. Aclaró el día y los enemigos no parecieron, con lo que man-
dé que volviesen a sus tiendas, evidenciando que si entre sus iniquidades tu-
viesen la máxima de tocarnos cada noche alarmas falsas por diferentes frentes,
vencerían no sólo el ejército de mi mando, sino los robustos aguerridos del
Rey de Prusia con las malas noches, por la indispensable precisa vigilancia de
haber de estar prevenidos para el ataque que podia ser verdadero. A las seis de
la enunciada mañana, me remitieron el Coronel Don Gabriel de Avilés y el
Teniente Coronel Don Manuel de Villalta la representación, de que acompaño
a Vuestra Excelencia copia certificada, y no convenciéndome las razones que
alegan en ella para que varíe la ruta y las operaciones de este ejército, determi-
nadas por los prácticos de estos terrenos que compusieron la Junta celebrada
en la ciudad del Cuzco, al fin de resolver en ella el mejor modo de vencerlos y
exterminarlos; pedí los informes, que van asimismo a continuación de la re-
presentación significada, al Teniente Coronel Don Juan Manuel Campero, que
es uno de los vocales de la nominada Junta, y al Mayor General de este ejérci-
to que ha presenciado con suma actividad y vigilancia cuanto ha padecido la
tropa y el ardor con que apetece batir a estos perversos enemigos, y habiéndo-
los hallado contestes en las inmensas insuperables dificultades y trabajos que
experimentaríamos siguiendo nuestro viaje por los altos, he cedido a las pode-
rosas razones en que fundan sus dictamenes, y en su consecuencia he llegado
hoy a las inmediaciones de Urcos, donde he hallado la columna que manda
Don Joaquín Valcárcel, que según la. nueva operación propuesta, nada debe
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