Page 337 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            y jurisdicción eclesiástica y tomar las oportunas providencias. Asi lo proveyó,
            mandó y firmó su Señoría Ilustrísima de que doy fe.— Juan Manuel Obispo
            del Cuzco.— Ante mí, Doctor José Domingo de Frias Secretario.—


                    (Al margen: Declaración)
                    En dicho día, mes y año: Para el efecto prevenido en el Auto antece-
            dente mandó su Señoría Ilustrísima el Obispo mi comparecer al Doctor Don
            José Ramón de Vergara, Cura y Vicario de la Doctrina de Tinta, a quien su
            Señoría Ilustrísima por ante mí el presente Secretario le recibió juramento que
            lo hizo in verbo sacerdotis tacto pectore, so cuyo cargo prometió decir verdad,
            en lo que supiere y fuere, preguntado y siendole por el citado Auto, dijo: que
            estando en su Doctrina, por la inmediación que hay a Tungasuca, donde tiene
            su casa el Cacique José Tupa Amaro, que es de dos leguas de distancia, sabe y
            le consta que habiendo el Corregidor Don Antonio de Arriaga, regresado de
            los pueblos altos para el referido de Tinta, donde tiene su residencia, llegó el
            día cuatro del que corre a la Doctrina de Yanaoca y con el motivo de ser dia
            del cura, lo detuvo para comer y halló en él al dicho Cacique José Tupa Amaro,
            quien también comió a la mesa con el cura y el corregidor. Acabada la mesa
            determinó el corregidor irse a su dicho pueblo cabeza de Provincia, Tinta, y le
            dijo el Cacique que lo acompañaría y al bajar la cuesta del pueblo, tenía preve-
            nido Tupa Amaro, como cosa de veinte mestizos, quienes de pronto lo cerca-
            ron para prenderlo; y defendiéndose el corregidor con el sable a semejante
            iniquidad le dieron una pedrada en la cabeza, que atontado con ella cayó al
            suelo y en este tiempo lo trincaron, y puesto en un sillón de mujer lo llevó el
            dicho José Tupa Amaro a su pueblo de Tungasuca y lo encerró en un cuarto a
            modo de calabozo, le puso un par de grillos y esposas, y le notificó quedaba
            preso y preguntándole, por qué motivo, le respondió que era orden de su Ma-
            jestad: luego le hizo escribir al corregidor un papel para que llamase a su caje-
            ro Don Manuel de San Roque y a otros cuatro mestizos, trayéndose todas las
            llaves del cabildo, como de facto lo ejecutó así. Asimismo, le hizo escribir otros
            dos papeles, llamando a Don Bernardo de La Madrid, obrajero de Pomacan-
            che y a Don Antonio Figueroa; y luego que los tuvo en su presencia, pregun-
            tado por el corregidor, les dijo, entren vuesas mercedes, que aquí está y entra-
            dos que fueron les puso a cada uno un par de grillos y esposas. Practicadas
            estas diligencias, pasó con las llaves a Tinta a la Casa de Cabildo y abiertas las
            puertas, en veinte mulas aparejadas y costales que llevó, encostaló toda la Sala



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