Page 84 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. II
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Volumen 2
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            actualmente poseo; y el mismo Don José Vicente en su carta de fojas... que tiene
            reconocida a fojas... , bajo de juramento, con reconocimiento de todos mis ins-
            trumentos, me tiene confesada mi legítima descendencia, y no puede negármela
            ahora, sin incidir en una vergonzosa contradición.
                    No podrá a la verdad dar igual satisfacción a los vicios y sospechas de
            falsedad, que tienen los testimonios de sus Reales Cédulas, ni tampoco a los que
            padece el que se llama testamento de Doña Manuela Túpac Amaro, que se haya
            presentado repetidamente; pero me contraigo al testamento de fojas ciento vuelto,
            cuaderno segundo. En una memoria que se dice otorgada en veinte y tres de Junio
            de mil setecientos tres, ante testigos, en que por una de su cláusulas se expresa
            dejar a sus hijos dichas dos Reales Cédulas, pero lo célebre es que esta memoria
            se vino a comprobar después de veinte y tres años, según manifiesta el testimonio
            sacado todo de letra de Don José Vicente, como lo están otros varios, dando este
            mérito más a su sospecha, y a la ninguna fe que merecen.
                    Los testimonios que ha pedido, y se le mandaron dar de la contestación
            a ciertas preguntas de una información, que se halla en los autos seguidos por
            Don José de la Cueva, parecen impertinentes, porque se reducen a probar que una
            Doña Beatriz Yupanqui fue hija de Don Felipe Túpac Amaro, último Rey del Perú.
            Esta información es dada en Lima, el año de mil setecientos diez; y ya se ve que no
            puede ser preferente a la que dió Doña Juana Pilcohuaco en el Cuzco, el año de mil
            seiscientos nueve, con testigos de vista y ciencia cierta como se ha fundado; pero
            permitida y no concedida esta filiación ¿es por ventura Don Diego Felipe Betan-
            cur descendiente de Doña Beatriz? ¿A qué viene, pues, a aumentar este papel más
            a los autos? Pruebe que hubo Don Juan Tito Túpac Amaro, pruebe que desciende
            de él, y pruebe que fué hijo de Don Felipe, que hasta ahora no ha probado, y en-
            tonces podrá ser descendiente del último Inca del Perú, como lo soy yo.
                    Ultimamente la parte contraria no ha tenido otro apoyo para sus triun-
            fos, que el testimonio de dichas Reales Cédulas, información de Doña Manuela y
            memoria de testamento, que se dice haber ésta otorgado; y estando convencidos
            de falsos esos instrumentos, de nada le pueden aprovechar las providencias que
            ha obtenido; porque todas apelan sobre el supuesto de ser verdaderos y no falsos
            dichos testimonios antes sí hacen más grave la pena que las leyes imponen a los
            falsarios de los Reales rescriptos, que deberán sufrir Don Diego y su apoderado,
            sino presenta los originales que autorizan la fe de dichos testimonios. Ellos fueron,
            sin otra noticia ni otra ciencia, los que dieron motivo al informe que hizo a su





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