Page 663 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
sion, que por otra parte conocia inexcusable, de aquéllos, y para conseguirla,
tomé noticia de los jefes del Cuzco, preparé el ánimo del Virey, y tuve el gusto
de que cuando recibí la Real órden de 5 de Abril de 82, y otras posteriores con
que S. M. me hacia á este fin los más especiales encargos, estaban ya todos
anticipadamente cumplidos porque á mi instancia, y con las providencias que
propuse al Virey, resolvió éste, y se consiguió felizmente, la prision de Diego
Cristóbal Tupac Amaro y demas de su familia, de que dí parte á V. E. con los
números 45 y 60, y los documentos que acreditan lo importante de esta ac-
cion, que no refiero ahora más por menor, porque es bien público que sin ella
nada se hubiera conseguido en año y medio de guerras, gastos y mortandades,
y que se hubieran renovado con duplicado encono y fuerza las calamidades
que estariamos quizás llorando ahora mayores que las pasadas.
Asegurada en el Cuzco aquella vil familia con sus secuaces, y en esta
capital los dos principales miembros de ella, empezó el reino á respirar del
susto en que habia estado, y se vieron ya libres los caminos, restablecidas las
poblaciones, y el Erario en estado de disminuir sus gastos licenciando algunas
tropas, pero no pudo ser cabal la confianza hasta que se ejecutó el merecido
castigo en los traidores, y á este fin pasó al Cuzco por mi dictámen un minis-
tro que sustanció las causas, impuso las penas, y conducidos á esta capital los
que no la merecian de muerte, han sido todos trasplantados á ese reino por mi
influjo, que aconsejó y sostuvo lo mismo que S. M. despues se sirvió mandar-
nos.
No faltaron riesgos y amagos en algunas provincias, y especialmente
en la de Guarochiri, inmediata á esta capital; pero preguntándome el Virey y
siguiendo sin repugnancia mis votos, se ocurrió al instante á todo, se castigó el
que lo merecia, y con su ejemplo entraron los demas en subordinacion, y ésta
es la época en que debe fijarse la verdadera tranquilidad del reino, y yo tengo
la satisfaccion de haberlo aquí conservado tanto con mis consejos y dictáme-
nes como en Potosí lo habia ántes hecho con mis providencias y las armas; y
por no dilatarme en este asunto, omitiré otras muchas incidencias que á V. E.
constan de los repetidos informes con que he continuado dando las noticias
más interesantes, que sólo recuerdo ahora como parte tan esencial de los tra-
bajos de mi visita, que reanimada, como ántes dije, en el momento más crítico,
ha logrado estos felices sucesos y los demas que, siguiendo los artículos de su
instruccion, iré ahora apuntando.
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