Page 613 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
P. 613

Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            graduación apasionado de Don Justo Martínez hubiese perpetrado una muer-
            te para impedir su prisión. Pregunto: ¿Sería juez competente el Cura de Copo-
            raque para conocer de este delito como incidente de su Comisión? El es capaz
            de decir que sí, pero los privilegios del reo y las leyes que son más sabias que el
            Doctor Puente, dicen que no; pues siendo mayores los privilegios y fueros de
            todo un Pueblo, pienso haberle concluído».
                    «Esto que hace más brillante mi razón, acrimina notablemente la ani-
            mosidad con que el Doctor Puente me ha injuriado; porque dado, y no conce-
            dido que me hubiese excedido yo, como infundadamente ha querido y querrá
            persuadir, ¿quién le ha dicho al Cura de Coporaque que le era permitido ofen-
            derme tan denigrativamente y con tanto denuedo?»
                    «¿No sabe la humildad, la prudencia y la templanza que la disciplina
            eclesiástica preceptúa a los sacerdotes para con todos? ¿No sabe que éstos en
            los pueblos deben ser el espejo de los seculares, la regla de sus operaciones, los
            pacificadores de las discordias y, en una palabra, el ejemplo de la vida cristia-
            na? Pues si lo sabe ¿cómo no lo practica; y si lo ignora, por qué no lo aprende
            para desempeñar mejor los deberes de su dignidad, y de su ministerio? Por
            esto no he podido menos que reirme, viendo la sandez con que después de
            haberme injuriado tan a su satisfacción, dice que me perdona por amor de
            Dios los agravios que supone le he inferido. Y en otra parte: que su crianza y
            su moderación no le permiten ocasionarme disgustos. Sobre lo cual, y otras
            inconsecuencias se me ofrecía mucho que decir, pero lo omito por no mo-
            lestar más a Vuestra Señoría Ilustrísima, y por contemplar que su sutileza las
            alcanzará aún mejor que yo».
                    «Finalmente, Ilustrísimo Señor, según el espíritu de las leyes no es ar-
            bitrario a los jueces disimular, ni remitir las ofensas que como a tales se les
            irrogan; y siendo de tanta consideración las que me ha ocasionado el Doctor
            Don Vicente de la Puente me veo obligado (con mucho sentimiento mío) a
            solicitar en los Superiores Tribunales Reales la vindicación del Juzgado, y el de
            agravio de mi honor. Pero entre tanto, suplico a Vuestra Señoría Ilustrísima,
            rendidamente, que si su integridad graduare justo los motivos de mi queja, se
            digne proporcionarme la satisfacción que fuese de su superior agrado, corri-
            giendo con dignamente el orgullo de este súbdito que con tanto atrevimiento
            me ha injuriado».
                    «Nuestro Señor guarde a Vuestra Señoría Ilustrísima los muchos años
            que deseo.— Yauri y Mayo 8 de 1780.— Ilustrísimo Señor.— Besa la mano de



                                               612
   608   609   610   611   612   613   614   615   616   617   618