Page 27 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            fines del XVIII, se ha trasformado en un simple paliativo al comenzar la cen-
            turia posterior. Una extensa ola sacude a Hispanoamérica. En el Perú el Virrey
            Abascal la detiene momentáneamente. Esta etapa constitucionalista tiene un
            retroceso final. Cuando Fernando VII es restaurado, se hacen patentes mé-
            todos neoabsolutistas sobre una inestable realidad social que concluye por
            convertirse en una acción simplemente represiva. La tensión de los grupos hu-
            manos está representada en esta ocasión por la oposición entre ultramontanos
            o «serviles» y constitucionalistas o «liberales».
                    Como aliado decisivo de los constitucionalistas peruanos aparece, con
            retardo característico, un periodismo de tipo crítico-político a consecuencia
            de la novísima ley de imprenta, promulgada por las Cortes a fines de 1810.
            Entre nosotros se da el caso que sea durante el gobierno del Virrey Abascal,
            campeón del absolutismo sudamericano, cuando empieza a funcionar este
            elemento característico de los regímenes democráticos. El hecho se explica
            por el entrecruzamiento histórico entre la acción contrarrevolucionaria de
            Abascal y el liberalismo imperante en la península.
                    Mientras el absolutismo y el constitucionalismo son fases de un mis-
            mo proceso del Perú virreinal, el separatismo constituye una etapa de radical
            diferenciación política, típica de la aparición de un nuevo Estado, de una per-
            sona colectiva que insurge en el concierto mundial. Sin embargo, la secesión
            política del Perú representará el triunfo de la clase criolla y de los mestizos,
            en su mayoría abogados, eclesiásticos, militares, médicos o funcionarios. Los
            indios seguirán todavía con su servidumbre y pesadas cargas coloniales, y la
            esclavitud del negro persistirá a despecho de teóricas declamaciones. Por esto,
            la justicia social constituye un tópico postergado en la emancipación política
            separatista posterior, siendo un problema que la República trató y está solu-
            cionando en el momento presente.
                    Caracteriza al momento de la Emancipación separatista el abando-
            no de objetivos de paulatino mejoramiento, basados en la gracia real o en la
            Constitución monárquica, y la vigencia de soluciones de fuerza ante la impo-
            sibilidad de un entendimiento pacífico. Su gran objetivo es la independencia
            política, férvido anhelo que oscurece la importancia de los problemas inheren-
            tes a la independencia social. Favorece ese predominio, el hecho de estar libe-
            rada políticamente la casi totalidad de América y haberse divulgado en forma
            extensa las ideas provenientes de la Revolución Francesa. A esto se añade la
            conveniencia inexcusable de que el foco contrarrevolucionario sudamericano



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