Page 29 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
                    Las fuentes para el conocimiento de la rebelión de Túpac Amaru apa-
            recen ya desde el momento mismo del levantamiento. Un inicio de esta noticia
            está representado por la Carta escrita desde Chuquibamba el 26-1-1781 por
            Túpac Amaru al canónigo de la catedral de La Paz, José Paredes, en respuesta
            a otra misiva que fue interceptada cuando los agentes de Túpac Amaru apre-
            saron a un chaski indio que la llevaba al Cusco. El canónigo manifestaba su
            interés por saber algunas noticias sobre un pariente suyo que estudiaba en el
            Colegio de San Bernardo y también por noticias últimas acerca de la rebelión
            de Tinta. En respuesta el caudillo le manifiesta que con sumo gusto le remitirá
            una información de los hechos más importantes, entre ellos su victoria en
            Sangarara «con el seguro de mi verdad». Pasando a las noticias, cuenta al ca-
            nónigo que las tropas salidas del Cusco a combatirlo, fueron casi aniquiladas
            «á excepción de quarenta y tantos hombres que á fuerza de mi sudor e indus-
            tria los pude liberar del furor de mis Yndios». En cuanto a su ataque contra el
            Cusco, afirma que de las ocho parroquias existentes, siete estaban a su favor,
            salvo la de San Cristóbal que Túpac Amaru tenía por suya «porque quando
            antes regresaba de Cuzco me aposentaba en ella». Considera que si la ciudad
            imperial no estaba ya en su poder era porque no quería una entrada violenta
            que destruiría sus principales monumentos, causando una masacre de hom-
            bres y niños. Sin embargo, el obispo Moscoso y Peralta, mal informado, alistó
            en contra suya milicias eclesiásticas y puso en pie de guerra a seminaristas y
            colegiales, obedeciendo a una superlativa presión «de los Ladrones Chapeto-
            nes».
                    Al explicarle los motivos de su rebelión, procura no alarmar al ecle-
            siástico, sosteniendo «que solamente se dirige á quitar los abusos, malas cos-
            tumbres y latrocinios que se han experimentado por los que han goberna-
            do en este Reyno: en principal los Corregidores que reparten sus efectos en
            precios duplicados, y llevarse cada uno de ellos 50.000 pesos y más de cada
            Provincia aniquilando de plano á los miserables criollos, sin dexarlos pedir á
            Dios, ni encomendársele en la Misa, ni Doctrina Christiana, ni ningún acto de
            fe, sino toda la vida apurados por la cobranza, sin otro Dios que el Corregidor
            procurando darle todo gusto; y si en algo faltan, el miedo los hace huir á los
            Chunchos dexando á sus Mugeres y familias, á vivir con ellos, y hacerse en
            sus costumbres. Igualmente la Aduana y Alcabala que perjudicaba á todo el
            Universo; dexando los haberes aun sin el principal: y últimamente la Mita de
            Potosí tan perjudicial que nunca los Yndios volvían á sus pueblos». 4



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