Page 219 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
                    La del Cuzco se hazia espectabilisima en todo su Imperio. Era maxima
            de sus Soberanos, tenerla siempre llena de naciones peregrinas y estrange-
            ras aunque ya reconocian la soberania del Monarca que alli las congregaba.
            Cada Nacion, cada Linage tenia su sitio particular y determinado; cada uno
            debia vivir segun sus costumbres patrias, vestir como en su pais, comerciar y
            tratar conforme a sus usos; y por el distintivo de vestidos y tocados, era facil
            al primer golpe de vista, reconocer la nacion del que se encontraba. Pero qué
            variedad, qué hermosura, qué complacencia no se hallaba en esta ordenada
            mixtura? Era la Ciudad como un vistoso ramillete de diversas flores, coloca-
            das con harmonia y sin confundir su fragancia. Que magnificencia la de aque-
            llos Reyes que extendían la vista a tantos millares de subditos, ofreciendoles
            cada uno en particular el trage propio de su pais, las costumbres de su vida, la
            reforma de los vicios en que fué hallado, y despues enmendó en fuerza de las
            advertidas Leyes del Conquistador, el agrado con que alli habitaba, sin que tu-
            viese mayores atractivos para él la habituacion al distinto clima en que nacio,
            ó el desahogo mayor que dá el suelo patrio!
                    La Corte respecto de las regiones inferiores tiene sus ventajas y sus
            desventajas. Si en ella un dia no se parece a otro, si la mudanza de intereses
            está enlazada con la de los afectos, si una ola eleva hoy, y otra mañana sumer-
            ge, si es alli indispensable la alternativa de temores de esperanzas, de deslizes,
            de precauciones; tambien es cierto que ella es el centro de la cultura y puli-
            miento de una Nacion. La extrema grandeza y celsitud del Monarca, tiene al
            resto de los cortesanos, casi en igualdad entre si mismos. Esto refina el gusto,
            y facilita mil producciones artificiales de la perfeccion mas exquisita: se pule el
            lenguaje, se depura el juicio, toman solidez los arbitrios. Es verdad que suelen
            al favor del aire de Corte, ocultarse baxo de exteriores seductores, la ambicion,
            la lisonja, el temor de la virtud del Soberano, el deseo de sus flaquezas; pero si
            esto es comun en todas las Cortes, quisa la del Peru era la menos combatida
            de estos vicios. Se podia decir que alli no había mas favor que el merito: que
            no había Validos que dispensasen a su arbitrio la beneficencia del Soberano:
            que este era el inmediato inspector del benemerito: que por su misma mano,
            regalaba, acariciaba, y honraba.
                    Ya se ve que esta era una de sus mas solidas maximas en que quisa
            tenia la principal parte el deseo de asegurar sus Reinos y Provincias. Domi-
            naban en Provincias que estaba a muchos centenares de leguas de la Capital,
            numerosas, belicosas, feroces. Una Liga entre muchas, era bien facil. Era pues



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