Page 313 - José de la Riva Aguero - Vol-2
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
Vida y obra de José de la Riva Agüero
¡Pluguiera al cielo que yo solo y mi familia fuesemos las víctimas!
Mas por desgracia no es asi: la representacion nacional tiene á la vista el Perú
convertido en esqueleto. La constitucion, en que los pueblos veian fijada su
independencia, su libertad y su futuro engrandecimiento, dejo de existir, y
para mayor vergüenza solo vive aquella parte con que se han creido poder
afirmar los resultados de una conspiracion. El Gobierno obra de ésta, despues
de destruidas todas las garantias y de sacrificadas mil víctimas, se consolida
por negras maquinaciones en las elecciones populares. La deuda nacional se
aumenta cada dia considerablemente con los dividendos, y el tesoro público
sirve unicamente para sostener á las personas apoderadas del mando, y los
vicios y prostitucion con que desmoralizan y cubren de oprobio á la Nacion.
Aun en estas circunstancias, y llamado de todos los ángulos de la Re-
pública para salvarla del yugo ignominioso que la oprime y envilece, he que-
rido mas bien ser yo mismo una de las víctimas, que ponerme á la cabeza
de una reaccion que, por gloriosa que fuese, podria atribuirse acaso á miras
personales, ó hacer dudosa la protesta que tantas veces he hecho de no admitir
jamas cargo alguno. Diré aquí con el célebre Droz- «feliz el que puede decirse
al acabar su carrera: con talentos superiores yo habria tenido mas influencia,
yo habría sido mas útil, pero he hecho todo el bien que he podido». Yo debo
repetirme esto para consolarme y limitarme en mis circunstancias á llorar
los males que, como á Colombia, van á destruir hasta los restos del Perú, si la
enerjía de la representacion nacional no los salva.
Ella solo debe restituir en esta vez al Perú su honor, su independen-
cia y su libertad. El reciente ejemplo de lo que acaban de hacer en Francia
sus cámaras representativas con menos motivos, y la conducta del ejército en
aquellas tan críticas circunstancias, hace ver que el del Perú no desconocerá
sus deberes, y ayudará gustosamente á reedificar el solio de las leyes y de la
libertad. Los ilustres militares peruanos conocen bastante la diferencia que
hai entre la subordinacion militar y el hacerse instrumentos de la tiranía y de
la traicion: asi, al considerar los riesgos en que se halla la salud de la patria, y
que la obligacion de obedecer al gobierno tiene sus límites, se apresurarán á
mostrar á las cámaras representativas, que no son menos ilustrados y patrio-
tas que los trescientos mil militares franceses que se declararon á favor de su
Constitucion y garantías sociales.
Siendo, pues, la obligacion de los pueblos la de respetar á la lejítima
autoridad constitucional, ejercida por el Poder Ejecutivo, es evidente, que
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