Page 315 - José de la Riva Aguero - Vol-2
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
Vida y obra de José de la Riva Agüero
El gobierno representativo requiere esencialmente que sus represen-
tantes no solo esten animados de sentimientos de providad y de patriotismo,
sino que su firmeza sea tal que nada les impida desplegar la enerjia necesaria,
y arrostrar todo peligro antes que tolerar que se amenace la libertad de la
patria, ni los derechos y seguridad del ciudadano. Sin esa noble resolucion
patriótica las repúblicas no podrian existir sino en el nombre, mientras que en
la realidad sería el despotismo el que se sostituyese bajo la salvaguardia de las
formas representativas. ¡Que no se crea ni remotamente, Señor, que yo dude
ni un instante, de que en las actuales cámaras representativas del Perú falten
aquellas virtudes, y valor para desempeñar el augusto cargo que les ha sido
confiado por los pueblos! Por el contrario, penetrado de su civismo, luces y
circunstancias, me dirijo á la soberania con todo el respeto y confianza que me
prestan las virtudes de los padres de la patria é inviolabilidad de su personas.
Si yo no estuviese persuadido de la justificacion y patriotismo del Congreso,
podia confundir las consecuencias de las injusticia hecha conmigo, y desde
luego pediria que con arreglo al artículo 154 del título 9° de la Constitucion
se me permitiese sacar mis bienes del territorio peruano, y dejarme en actitud
de elejir otro en que vivir bajo la proteccion de las leyes y de las garantias que
disfruta todo ser racional en los gobiernos representativos. No hai pues me-
dio: ó se me debe juzgar con arreglo á las leyes, y estas condenarme, ó reparar
tantos ultrajes, perjuicios, y padecimientos, ó la falta de estos principios echa-
rá un borron sobre la historia del Perú. Las privaciones, inconsecuencias y
calumnias me harian en este caso sentir el que Bolivar no hubiese conseguido
hacerme asesinar en Guayaquil, como lo dispuso en órden especial al jeneral
Paz del Castillo, que amistosamente la suspendió hasta que se presentase en
el rio, como se decia, el vice-almirante Guise, que creian iba á libertarme. Ese
asesinato, Señor, no era menos cruel que el que esperimento en siete años de
espatriacion, y cargado de todo el cúmulo de desgracias que ésta me ha oca-
sionado. Por todo lo espuesto.—
A la Soberania Nacional suplico se digne hacerme la justicia debida,
ordenando al mismo tiempo queden emplazadas al juicio correspondiente,
afianzando la calumnia, las personas que me acusan y que se han opuesto al
cumplimiento del decreto de la Soberanía: justicia que espero alcanzar de su
notoria justificacion. Valparaiso 30 de Noviembre de 1830.
Joseph de la Riva-Agüero.
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