Page 16 - José de la Riva Aguero - Vol-2
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Volumen 2
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            apreciable entre las personas honrradas. ¿Hasta adonde no arrastra la hipocre-
            sia? Todo lo olvida, quando olvida á Dios mismo. Lleva consigo la infamia, la
            codicia y la alevosia. ¡Ah! Si quando un alevoso comete un delito, si pudiera
            entonces prever que ni toda la mascara dela hipocresía ni todas sus insidias,
            no son suficientes para confundir ú ocultar su crimen; ¿llegaria á perpetrar su
            maldad? Seguramente, que Dios abandona al hombre malo, para que el por si
            propio se labre, con su deshonrra el obillo en que debe ser ahogado.
                    ¿Que distante no estaría Don Pablo dela Torre, de que su alevosia fuese
            descubierta? Consumó en un solo delito quantos excesos no han cometido
            la mayor parte de los ladrones que desde que se fundó esta capital, han sido
            ahorcados en ella. El suceso manifestará hasta adonde lo condujo una pasión
            vergonzosa, nada menos que la del hurto; pues no es otra cosa el apropiarse
            bienes agenos.
                    Con motivo de tener que separarme de esta Ciudad en el mes de Junio
            del año anterior, le confio la agencia de dos pleitos.
                    Mientras que la multitud disfrutaba las delicias que ofrece una vida
            tranquila, y se lisonjeaba cada dia mas con la adquisicion de nuevos empleos,
            condecoraciones, y lo que es mas, el aprecio del gobierno y faccion dominante:
            mientras que la juventud acomodada yacia entregada álos placeres y prescin-
            dia de la causa publica, cuidando solamente de conservar sus bienes y distin-
            ciones: y mientras todas las fuerzas fisicas y morales se desarrollaban contra el
            patriotismo infamado, persiguiendo y arruinando en todos los puntos que se
            habia insurreccionado, á los que consideravan desididos á sobstener la causa
            sagrada de la libertad; en Lima era yo el unico blanco en que descargaban sus
            iras los mas exaltados tiranos que el mundo ha conocido. Los triunfos que
            hubiera conseguido en el Perú, Chile, Quito, Cuzco, Guamanga, Huanuco, y
            [roto]... anada, tan lejos de aquietar [roto] aña, los inflamaba mas y mas con-
            tra el que era abiertamente declarado por el bien de la America. Ni la conducta
            mas acrisolada, ni la moderacion en las acciones de la vida, [roto] ni el des-
            prendimiento delos intereses propios, ni el retiro de las concurrencias y son
            [roto] dades, ni el silencio en materias politicas; nada, sirvio para separar de
            mi, y de mi familia, el furor de unos enemigos, tanto mas crueles quanto era
            mayor la impotencia en mi para contenerlos por la fuerza armada. Mi situa-
            cion era terrible; un volcan no vomita mas fuego que la venganza con que cada
            individuo delos del gobierno vertía humo sobre mi solo mi exterminio podia
            apagar esa llama devoradora y satisfacer al odio que se me tenia.



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