Page 14 - José de la Riva Aguero - Vol-2
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Volumen 2
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            soltaron de sus garras, sino que por el contrario, entonces, considerandome
            aniquilado en todos respectos, se exforzaron á robarme el corto vislumbre que
            me quedaba de reposo. Aprovecharonse de la ignorancia, de la supersticion y
            de las preocupaciones de algunas personas que me eran adictas ó reconocidas;
            Tratan, meditan y executan planes infernales contra mi estimacion y bienes:
            para todo esto les da ocasion el pintarme á los ojos de la estupidez, como á un
            delincuente que habia sido causado, preso y juzgado con toda la selebridad y
            regorismo, cuyo rigor no se exerce con el mas consumado malhechór.
                    De aqui resultan una infinidad de disgustos, y el mayor para mi, el
            sostener pleitos para impedir el que continue la gangrena que há atacado á la
            mesa de mis bienes. Es cosa, á la verdad, muy dura, que ya que el gobierno que
            me causó no hubiese podido confiscarme mis bienes, vengan los que se llaman
            amigos á cometer mayores atentados, convirtiendose á la sombra de la amis-
            tad en mayores enemigos que los que descaradamente causa á mi persecucion.
                    El astuto, é infiel amigo Don Pablo de la Torre, es un comprobante
            notorio delo que llevo expresado. Aprovechandose de mí persecucion y con-
            fianza, ha cometido la accion mas vil, en que jamas incurrío hombre alguno.
            ¿A quantos delitos y desordenes no está expuesto, todo aquel que se separa de
            la senda de la buena moral y del honor? La religion, enseña que no se quiera
            para otro lo que no se quisiera para si, pero el perfido desconoce todo princi-
            pio de religion y de honor. Su Dios es el vil interez, y por honrra no se conoce
            sino la iniquidad. Hacer traición á la amistad y confianza que yo le dispensaba,
            es mucho mayor delito que el que cometio el infame José Garcia, acusandome
            al gobierno opresor de haberlo socorrido con dinero y librado de un cadalzo.
            ¿En que país del mundo, se ha visto corresponder álos beneficios, con la vi-
            llanía y ruindad con que me han correspondido Garcia y Torre? El primero,
            desconociendo mis buenos oficios, segun su propia denuncia; y el segundo,
            haciendo traicion á la amistad y confianza?
                    Expondré ligeramente el suceso acaecido contra mi por Don Pablo
            dela Torre, para que el publico gradue, qual es mas infame; si el vil delator ó el
            amigo alevoso.
                    aqui la relacion.
                    ¡Que quadro tan horrible se presenta á mi vista! Corazones perfidos
            eran los que yo creia leales y consecuentes; por esto apenas se incrementaron
            mis desgracias, quando fui al instante cambiado, por las personas á quienes mi
            honrrado modo de pensar me habia ligado con la amistad mas franca. La co-



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