Page 23 - Mensaje a la Nación 28 de julio\1993-1995\PLO-1993-34F
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Hoy esos hospitales que son para pobres no parecen para pobres y así tiene que ser y
les confieso que convertir esos nosocomios en lugares decentes donde la gente de
menores recursos es atendida como debiera ser, no ha costado mucho dinero. Ha
costado más que nada imaginación, trabajo, cooperación con el personal médico y
paramédico y mejor utilización de los recursos.
En el sector Salud, hemos tenido que enfrentarnos a algunos retos de magnitud. Con la
crisis se agudizaron algunas epidemias como la malaria, el sarampión, el cólera. A
través del Fondo de Lucha contra las Epidemias se ha logrado financiar las acciones
para lograr el control de los diversos brotes epidémicos de las áreas endémicas del país.
La transformación que queremos realizar es la misma que modestamente se ha logrado
en esos hospitales mencionados, en el hospital Olavegoya, el de Jauja o el de
Andahuaylas.
Tenemos la firme voluntad de llegar progresivamente a las poblaciones que más
necesiten del Estado los servicios de salud.
Y si hay que hacer mención a otros apostolados verdaderos no puedo pasar por alto la
labor de enfermeras, obstetrices, personal médico y maestro. Me encuentro con ellos a
cada rato en mi continua visita a Pueblos Jóvenes de la capital o a los más apartados
lugares del país. Siempre esos peruanos que brindan los elementales servicios de salud
y educación están cumpliendo su misión solidariamente. Sé que en medio de la crisis y
la falta de recursos sus sueldos no son remotamente los adecuados y que como todos
los peruanos ansían vivir mejor, pero comprenden que todos estamos en el mismo
barco y juntos vamos a salir. Por eso ejercen su profesión con sacrificio pero con
dignidad y patriotismo.
Mi homenaje a ellos.
(Aplausos.)
Los derechos humanos han sido este año tema de titulares, nadie niega el derecho a
defenderlos y promoverlos, especialmente este Gobierno que tiene una política de
Estado sumamente clara en defensa de los derechos.
De otra forma no se explicaría el que las cárceles ahora estén abarrotadas de
terroristas. Los casos aislados de violación de los derechos humanos, que condeno de la
manera más firme, no pueden atribuirse a una política sistemática y oficial, nadie puede
negar que la guerra contra el terror la estamos ganando con inteligencia y participación
popular.
(Aplausos.)
Curiosamente no se ha destacado este hecho, ni se ha mencionado al Gobierno por los
bajos costos sociales de esta contienda que no son fruto del azar, nadie tiene más
interés que mi Gobierno en defender los derechos humanos.
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