Page 69 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            se deja entender cuantas órdenes, cuantos edictos y cuantas conminaciones
            haría a aquel conturbado, para traerle a su partido. El rebelde regresó a su
            mansión de Tungasuca, emplazando a los vecinos de las citadas provincias,
            para que en el pueblo Sangarará se reuniesen y allí se pasase revista general de
            sus tropas. En el tránsito de esta vuelta trajo consigo todo el ganado mayor y
            menor de aquellos contornos, que computado con el que robó a la ida para
            Lampa, llega a una suma considerable, saliendo más perjudicada la estancia
            de Queque, del Monasterio de Carmelitas de esta ciudad, que contenía más de
            quince mil ovejas.— Con este triunfo que se hace mas expectable, si se consi-
            dera que los corregidores de las expresadas provincias, tuvieron más de ocho-
            cientas bocas de fuego y muchísimas lanzas y rejones, para combatir con es-
            fuerzo al insurgente Tupa Amaro, o a lo menos para entretenerle, fatigarle y
            tenerle en continuo desvelo, sin darle lugar a su restauración al fuerte de Tun-
            gasuca, intentó este perverso su marcha a esta ciudad, que al fin la encaminó
            por los pueblos de Pomacanche y Sangarará, reclutando sus gentes y condu-
            ciéndolas hasta los altos de Ocororo, cuatro leguas distante de esta capital, allí
            se mantiene con una considerable tropa, que a punto fijo no se puede compu-
            tar su número, que aunque algunos la creen de cuarenta mil, pero los más
            convienen, que no bajará de veinte mil hombres. Antes de llegar a Ocororo
            destacó por el pueblo de Urcos de la Provincia de Quispicanche, un trozo de
            su ejército, que no solamente causó espanto a los de este vecindario los de
            Andahuaylilla hasta el de Oropesa, sino también mucha ruina en las hacien-
            das, casas y sembrados de este valle. Los vecinos no pudiendo resistirle se re-
            tiraron sin embargo de su fidelidad a los pueblos de San Gerónimo y San Se-
            bastián parroquias de esta ciudad, dejando en manos de los rebelados sus
            bienes ya que escaparon sus vidas, con esta noticia marchó a su defensa Don
            Joaquín Valcárcel, con el comando de alguna gente de nuestra satisfacción e
            indios de las citadas parroquias dirigido del Coronel Don Gabriel de Avilés,
            comisionado de Vuestra Excelencia y Comandante General de nuestras ar-
            mas: llegó tan oportunamente aquel infatigable militar, fue cogiendo de sor-
            presa a los enemigos, consiguió combatirles de tal modo que en un cortísimo
            espacio de tiempo los derrotó, matando más de trescientos de los mas esforza-
            dos contrarios y si la noche no hubiera franqueado algún paso a los rebeldes,
            hubieran sido arruinados enteramente y muchos más si el Comandante Gene-
            ral ya dicho, no hubiese ordenado la retirada a este cuartel, que se ejecutó a las
            dos de la mañana del día tres de éste, lograríamos mayor triunfo, perseguidos



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