Page 228 - Vida y Obra de Toribio Rodriguez de Mendoza - Vol-1
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Volumen 1
Visita del Real Convictorio de San Carlos en 1815
hubo en que a ninguno se le daba nada, y ahora se dan veinte y cinco pesos a
cada Vice-Rector de la masa que se ha formado de las Cátedras del Colegio, y
a los Maestros nada.
14 a A la décima cuarta dixo: Que los exámenes para la aprobación de
cursos se hacen con la mayor formalidad, pero no por eso deja de haber mu-
chos en las Aulas de Leyes, Cánones, y Teología, que ni han pasado por estos
exámenes, ni han venido al Colegio a estudiar las Artes, sino que con una lige-
ra prueba se les destina a la Aula de facultad mayor de que se sigue, que todos
los que de estos llegan a ser Maestros, no pueden enseñar ni las Artes ni las
Matemáticas, porque no las han estudiado, y que los Jueces de estos exámenes
son los Maestros.
15 a A la décima quinta, dixo: Que no tiene queja alguna del Rector, y
demás, que tampoco tiene que añadir. Y que esta es la verdad so cargo del ju-
ramento que fecho tiene, en el que se afirma, y ratifica.— Una rúbrica.— José
Malarín.— Elizalde.
[Al margen: Decon. 4°] Incontinente, y al propio intento, comparecio
ante el señor Juez Visitador don Pablo Rodríguez, Colegial del Real Convic-
torio, a quien, recibí juramento que lo hizo por Dios nuestro Señor, y a una
señal de Cruz, de decir verdad en todo lo que supiere, y fuere preguntado, y
siéndolo al tenor del antecedente Interrogatorio, dixo:
1 a A la primera pregunta, dixo: que es mayor de veinte y un años;
que conoce a las partes, por que hay siete años que concurre a aquel Colegio,
aunque de colegial solo tiene dos cumplidos, que no le tocan las generales de
la Ley.
2 a A la segunda, dixo: Que no es mucho el celo que hay en el desem-
peño de las obligaciones de los Vice-Rectores y Maestros; pero que el señor
Rector es excusable por sus continuas indisposiciones.
3 a A la tercera, dixo: Que en los tiempos anteriores se les daba al-
muerzo, comida y cena, al almuerzo un pocillo de chocolate, y medio pan
francés, a medio día tres platos, y a la noche dos muy malos, que las horas
eran a las ocho de la mañana, doce del día, y ocho de la noche, que a algunos
les traían comidas de sus casas, y que lectura espiritual no la acuerda; pero si
defensa de conclusiones por turno entre colegiales y facultades; que en el día
no bajan al Refectorio más de unos diez, porque como las entradas del Colegio
escasearon tanto, los que tienen proporciones comen en sus aposentos.
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