Page 547 - La Rebelión de Huánuco. Vol 5
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La Rebelión de Huánuco de 1812
            que se presentará a U. Señoría si aprueba y tiene curso el pensamiento, para
            ayuda y compensativo, reponiendo su Magestad como padre universal lo que
            faltase a sus hijos en la parte que les toca para satisfacción del pagamento de la
            tropa, dando para este auxilio el Monarca dos piezas de artillería, armas y los
            pertrechos defensivos que su generosa compasión repute convenientes para la
            ulterior fortaleza y resguardo. ¿A quien pues deberemos clamar nosotros con
            la más segura confianza estando privados por la lenidad de nuestro estado
            del uso de armas, para que nos ampare en cualquier conflicto, sino a nuestro
            verdadero y único padre, dispensador general de sus beneficencias para los
            ministros del santuario, sino a nuestro Rey y soberano Señor que siempre ha
            hecho ostentación su catolicismo de favorecer con su real prodigalidad a es-
            tos sus desvalidos vasallos, que por su estado lo enternecen y lo compadecen
            sus ruegos para que nos proteja y defienda de las calamidades que pudieran
            presentarse? Llenos de ésta firme confianza esperamos se penetre el benigno
            corazón de U. Señoría para promover nuestra solicitud en la superioridad; llo-
            ramos desde luego las necesidades de erario y los gastos que se han de impen-
            der; ¿pero, a quien ocurriremos para este esencial socorro del cual depende la
            feliz suerte y conservación del lugar? Las grandes fuerzas podemos adquirirlas
            del que sólo es grande, y grande en la generosidad y liberalidad de sus benefi-
            cios y favores.
                    El Excmo. señor Virrey por un principio de la más sabia y elevada
            conducta hizo guarnecer muchos puntos poco tiempo ha, como lca, Moque-
            gua, Chincha, etc., y aún habiendo después retirado las tropas dejó siempre
            en ellos una cumplida asamblea costeada por la real hacienda para la instruc-
            ción y disciplina de milicias que puedan servir si lo exigiesen las circunstan-
            cias. ¿Cuánto más no precisará en ésta ciudad el resguardo y la disciplina ha-
            biéndose experimentado en ella los terribles y viles asaltos de la insurgencia?
            ¿Cómo no deberá solidarse y fortificarse lo que por sí mismo carece de esta-
            bilidad y firmeza? ¿Cómo no deberán ponerse las más activas diligencias para
            conservarle ilesos y sin arruga sus dominios al Monarca? U. Señoría como su
            magistrado, lleno de ilustración y discernimiento y penetrado de la vigilancia
            con que mira los reales intereses en las actuales circunstancias, podrá estable-
            cer en ésta ciudad, si es de su superior aprobación, para ahorro del erario una
            parte de la plana mayor que reside en Tarma, para el arreglo e instrucción de
            estos regimientos, supuesto que aquellos están suficientemente adornados y
            ventajosamente expeditos en la disciplina militar.



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