Page 117 - La Rebelión de Huánuco. Vol 4
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Huánuco de 1812
            haver nacido en estos lugares que inocentemente paso el trabajo de esta peno-
            sa carceleria, pasando las mas duras ambres, y necesidades lleno de piojos, y
            acirculado de mil pesares, además de haber sufrido nobeynta y quatro azotes y
            mandó el Comandante me diesen de suerte que desde aquel entonces me hallo
            tan sumamente maltratado, y Iiciado.
                    Señor en las Declaraciones que se tomó por el Comandante Comicio-
            nado, en aquella Provincia (?) todo está lleno de faltas de Justicia y Religión
            producidas por mi boca, por miedo de que se me amenazaba que si no hacía
            las Declaraciones a la medida, y el antojo de los que organizaban los Papeles y
            temiendo la muerte como se me anunciado (?) que yo havía de morir á fuerza
            de azotes (?) como un hombre llamó Andrés Cilba quien fue víctima en el
            castigo de los azotes por no haber Declarado a la medida de los Comicionados
            y en concideración ha este miedo, hize unas Declaraciones las que doy por nu-
            las, falsas de ningún valor, la única cosa que es de berdad es el haver yo salido
            de esta Ciudad al Pueblo de Caucac por ser yo casado con una mujer de allá,
            y con la mira de juntar algunas bacas de los Pueblos Ynmediatos de aquella
            Provincia para rebender en esta Plaza por ser este mi oficio y habiendo llega-
            do ha esta Ciudad con la referida carne, ya me encontré con todas las tiendas
            destruidas, y acabadas, y últimamente ha copiado toda la ciudad de los Ynsur-
            gentes, apenas acabé de bender ya me vi sercado con las órdenes de los Yndios,
            y todos los que hacían de cavezas de motín para que chicos, y grandes saliesen
            al aciento de Ambo á combatir a los Españoles, y yo de miedo, y con ignoran-
            cia obedecí la salida con todos los demás pero fue con bastante recelo, y sin
            llebar ninguna arma? y concluido el designio dos Alzados me retiré a mi casa,
            y como en aquella acción me tocó el agarrar una Atapanca bordadora con ilo
            de plata, y una maleta de Pellejos curtido la que llebé de consigo quando salí
            de uida de esta Ciudad á Guamalíes por conciderarme estar seguro hallá, y
            no mesclarme ya mas con los Ynsurgentes que haviendo llegado hallá, ya me
            encontré con toda aquella Provincia alborotada, entonces se hizo mi Prición, en-
            tonces entregé la Atapaca, y maleta que cito al Comandante de aquella Expedición
            entonces mui castigado por los azotes que cito, y la Declaración, que doy.
                    (Al margen)
                    A Vuestra Señoría pido y suplico que en vista de lo que llebo expuesto
            se digne la Piedad de Vuestra Señoría darme la libertad en concideración al







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