Page 222 - La Rebelión de Huanuco - vol 3
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Volumen 3
Autos seguidos sobre el descubrimiento de los autores de la rebelión de Huánuco - Segunda parte
Señor Governador Yntendente.
Don Francisco Calero, á nombre y como defensor de Manuel Andrea
Doría, en los Autos criminales que contra él han resultado, sobre culpársele
comprehendido en la causa principal dela insurreccion de esta Ciudad, y los
demas deducido, respondiendo al traslado de los mencionados autos, en que
se le acusa haber concurrido á cierta junta, en la que se trató de expeler de
la Real Carcel á los presos, digo: Que de justicia se hade servir la esclarecida
justificacion de Vuestra Señoria mandar soltar dela prision en que se halla al
referido mi parte; y en su consecuencia declarándosele libre [libre: testado] de
toda nota é infamia; pues así és conforme de derecho, favorable y siguiente.
Nada hay mas claro que la necesidad en que se esta de esto. Por todas
partes se convence á primera vista que mi parte, jamás pudo entrar, ni de
hecho entró en el criminal proyecto de que se le acusa. Educado en buenos
principios; hijo legitimo de un Padre honrado y de representacion, por su des-
tino en el lugar; un hombre con familia, cuya suerte no podía perder de vista
nunca; una persona de no poco talento, y regulares luces; en fin, un ciudada-
no honrado, instruido en los deberes de su REY, de su Patria y de sí mismo;
¿Cómo és de creer se hubiese mezclado en un crimen el Mayor que conocen
las leyes, cuyos funestos, y perjudiciales resultados le hubiesen trahido al fin,
la situacion mas ignominiosa? ¿Quién no veya: que el desatinado proyecto
dela insurreccion, no podía por Manera alguna jamás caber en cabeza ningu-
na regularmente concertada? Nunca mas debe temblar, Señor, quando se vé
en la horrible alternatiba del no saber que hacerse en medio de ese concurso
de contrastes, que á cada paso combaten, aun el ánimo mas fuerte. A las veces
el hombre de mas talento y de mas profundos principios, no sabe que será de
sí, ni como podrá sostenerse en medio de una rebolucion espantosa, y des-
tructora. Si mi parte se ínstruye por un casual accidente de tenerse una junta,
y por una curiosidad á que seguramente lo precipitó entónces su ligereza, ó
falta de reflexion; él en esto sin duda se conduxo, y lo que jamás podrá negar-
se, con una sencillez propia de un hombre que sorprehendido dela novedad
de un suceso extraño, se arroja ímprudentemente á tocarlo por sus propios
ojos. Esto cabalmente sucedió á Doria: el oye el nombre de junta: en el acto se
interesa en saber á que viene á ser esta: no se recoge ni combina: procede de
Iígeros: su curiosidad lo excita cada vez más, y mas; y esta lo hace no consul-
tar sino la satisfaccion de su deseo. He aquí el caso en que se vio el referido
mi parte. Ni obsta que se diga que él se ínstruyó yá á fondo del objeto de las
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