Page 174 - La Rebelión de Huanuco - vol 3
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Volumen  3
                        Autos seguidos sobre el descubrimiento de los autores de la rebelión de Huánuco - Segunda parte
            publica, y estando la ciudad sosegada se atreba nadie á tratar de alsamientos,
            al menos, que no se exponga á que los Magistrados lo escarmienten? ¿Para
            tratar un negocio de tanta gravedad y peso, se necesita estar desde las cinco
            y media de la tarde hasta las nueve, poco más, o menos de la noche? ¿Qué
            planes podrán tomar mas de quarenta hombres en una esquina, en donde es
            precisa la disputa, el parecer, y todo quanto la prudencia dicte para formar un
            alsamiento? Finalmente concluye diciendo, que el testigo Cierra se hace sos-
            pechoso por las exageraciones con que reviste su declaracion, ademas de que
            no concuerda (en quanto al lugar señalado, y es la casa de mi parte); y si me es
            licito hablar con franqueza, propia, y adequadamente debo llamarlo enemigo
            oculto de mi parte por quanto es unico; no es inpecable, ni perfecto, y como
            tal está sugeto alas flaquesas, y herrores humanos; así como se vale de exagerar
            su deposicion, quisá con el designio de que sea creida, asi tambien exagera,
            que los Rodrigues, el Limeño, y Ulluco, frequentaban con frequencia la casa de
            mi parte: no se niega, que como Paisanos se conocerian todos; ¿más por este
            conocimiento podremos culpar á nadie? Bien pueden haverse comunicado
            antes de descubrir sus pensamientos, y operaciones, mas por esto ¿tendrá na-
            die lugar (no haviendo el menor dato) para culparlo?
                    La inocencia de mi parte esta comprobada con el mísmo hecho de
            no haberse mesclado en nada de la insurreccion, pues tres dias antes de que
            acaeciera, se retiró ala Montaña, donde se mantubo haciendo moler un poco
            de caña hasta el dies y ocho de Marso que llegó a Huanuco, y el dies y nueve
            partió á Pasco. No embarasa, que esta partida la hisiese con Jose Condeso,
            quien ademas de ser su compatriota, y vecino, sabia (segun la nona pregunta
            de su confesion) que de miedo delos Ynsurgentes, notificó a los Yndios, para
            que se convocasen a la ciudad: en todo el camino, y Pueblo por donde tran-
            sitaban, segun la octava pregunta, aseguraban a los Yndios, ó les respondian,
            que los soldados no iban donde ellos; y en consequencia á todo esto, constante
            en el Proceso, parece, que Domingues Vigo en nada resulta culpado; por que
            salvadas las unicas dudas, que la exagerada declaracion de Cierra ministra,
            por la qual ninguna luz ha sido visible, ni menos de ella se deduce la menor
            investigacion; en conformidad a todo esto.
                    (Al margen)









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