Page 391 - La Rebelión de Huánuco. Vol 2
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La Rebelión de Huánuco de 1812
            ciudad de Lima, donde se le intimó su pricion por un Guerra, nose acuerda la
            fecha del día, y que ignora la causa, y responde.
                    Preguntado como dice que ignora la causa de su pricion quando esta
            ha sido por comprehendido en la sublebacion acaesida en esta ciudad dijo:
            que es falzo por que no se halla comprendido en ella, y responde.
                    Preguntado como supo de ella antes de la entrada de los Yndios á esta
            ciudad que se berificó el 23 Febrero pasado dijo: que el Jueves, o viernes 30 ó
            31 de Enero por la noche se le aparecío en su tíenda como á las ocho Narsiso
            Ponce medio borracho, y le pidío su sable emprestado, a que le preguntó que
            para que, y que despues de muchas instancias le dijo que esa noche salia la
            ronda, y que para oponerse á ella se hiba a juntar doce, ó veinte con cuyo mo-
            tivo el deponente sin darle el sable por que no lo tenía le instó mucho mas para
            que le descubriese aquel arcano, á que le confesó que hera solisitado de Fray
            Marcos Martel para alzarse, que este mismo tenía dos cañones de artilleria que
            los havia hecho, los mismos que se hiban á probar en esa semana, y que mu-
            chos como el estaban prontos á ello: que tambien le dijo que el sabía quienes
            heran los autores de pasquines, y que el Domingo hiba á amanecer uno pues-
            to, lo que le expresó diciendole estas palabras: Para que tu creas que es cierto
            lo que te digo el domingo berás amanecer un pasquin: Que el deponente lo
            persuadió á fin de que no se metiera en ese enrredo, y hasta logró detenerlo
            hasta la una, o dose de la noche en cuyo tiempo se salió con instancia aun
            cayendose por lo embriagado que estaba y que por lo mismo de estár en ese
            estado no le hizo caso, y aun no tubo curiosidad de estar á la mira del pasquin.
                    Que el martes de canestolendas á las siete, y ocho de la noche viniendo
            el deponente de su casa á la tíenda, al pasar por la del Yngles que está en la
            plaza lo detuvieron Jose Rodrigues y Antonio el Limeño, y le dijo este: «Señor
            Don Jose estamos á la disposicion de Usted.» Nosotros bamos á botar la car-
            cel, y si Usted nos dice que sí, lo haremos, y sino nó: A que les contestó que
            hesa noche hera de divercion, y no de hacer ese exceso: con cuyo motibo le
            expusieron que la noche que el deponente quisiese lo harían, y sin hablar otra
            cosa continuo caminando á su tienda donde entró y se le apareció Jose Vega á
            comprarle vino á quien le contó lo que le acabava de suceder con el Limeño, y
            Rodriguez: que á poco rato queriendo el deponente irse á su casa le dijo Vega
            llebame que hay cachua, con cuyo motibo se le puso en las ancas del caballo, y
            lo llevaba: que al pasar por la plaza ó mas bien en la misma esquina de la Igle-
            sia mayor se le presentó Narsiso Ponce llamandolo por su mismo nombre, y



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