Page 393 - La Rebelión de Huánuco. Vol 2
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La Rebelión de Huánuco de 1812
            casa, y estando Ortega en la puerta de la sala pasó á ber una pesebrera que se
            habia hecho nueva en su casa á donde siquiendolo dos Yndios, de quena que
            no los conoce le preguntaron si savia de un papel que de esta ciudad se havian
            dirigido á los Pueblos, de cuyo tenor no le hisieron otra relacion sino que su
            contenido hera llamarlos para que bínieran á faborecerlos de modo que el de-
            ponente no pudo imponerse vien por la mala explicacion de los Yndios: con
            cuyo motibo los llamó á Zabala, y á Ortega, y les aviso lo que havian dicho los
            Yndíos, y con acuerdo de ambos los llevó el deponente a dichos Yndios a don-
            de el Subdelegado havíendose antes salido Zabala, y Ortega: que en la esquina
            de la Yglesia mayor recivío un recado del Subdelegado en que lo llamaba por
            cuyo motibo se adelantó, y encontrando al referido Subdelegado le contó el
            pasage, y le manifestó al uno de los Yndios que lo havia seguido por haverse
            quedado el otro en la calle: que el Subdelegado lo mandó á donde el presente
            Escribano Ariza por unos autos, y que quando regresó le dijo que havia habla-
            do con el un Yndio, y que si lo viese á el otro se lo llevase, lo que no cumplío
            por no haverlo vuelto a ber.
                    Que á la una, o dos de ese mismo dia estando el deponente comber-
            sando en su tienda con Don Jose Templo se le aparecio un Yndio que no co-
            noce preguntando si tenia cera de castilla, y que haviendole contestado que
            si, y avisandole que balia dose reales libra ofrecio bolver por ella: que a poco
            rato de haverse salido Templo regresó el Yndio, y le entregó una esquela que
            el deponente le pregunto que de donde hera, y que quien lo mandaba, y que
            haviendole contestado que hera del valle, y que venia de orden de su Alcalde
            abrió la Esquela, cuyo contenido substancial hera desírle que á consequencia
            de dos suyas que havía recivido tenia todas las comunidades prontas para en-
            trar á esta ciudad al día siguiente Domingo 23 á las seis, ó siete de su mañana:
            que sorprehendido de esta notisia llamó á don José Basques, y don Antonio
            Ortega, les leyó la Esquela que estaba firmada por el Alcalde del Valle, cuyo
            nombre no tiene presente, y les previno que mientras daba parte al Subdele-
            gado lo detuviesen al Yndio en su propia tienda, á quien impuesto de la Es-
            quela le dijo que fuese á dar parte al referido Subdelegado don Diego García,
            como lo hízo entregandole á este en mano propia a presencia de Don Jose
            Miraballes, y don Jose Espinosa que estaban comiendo, expresandole que esa
            Esquela le havian dirigido sin antesedente alguno, y que pusiese remiedo: que
            el Subdelegado preguntandole por el Yndio le dijo que lo llevase para cuyo
            efecto pasó el deponente a su tienda y encontrandose con la novedad de que



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