Page 47 - La Rebelión de Huánuco. Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Huánuco de 1812
            anotación «Cuaderno 3°» y, evidentemente, corresponde a la Sumaria 3 men-
            cionada por el Intendente de Tarma en su Informe a la Real Audiencia.
                    A través de este expediente, uno de los más interesantes de los actua-
            dos sobre la insurrección, se presentan, ordenadamente y desde sus comien-
            zos, los sucesos de la historia externa de la rebelión. Se insertan los textos de
            las proclamas de González de Prada y sus tratos preliminares con el Cabil-
            do huanuqueño, así como los parlamentos del Intendente de Tarma con las
            comunidades de pueblos de indios. Se pueden seguir todas las vicisitudes y
            hesitaciones del juego político del cabildo insurgente y su actitud de aparente
            conciliación y de encubierto desafío frente a González de Prada. Le advierten,
            en sucesivos oficios, encabezados por Crespo y Castillo, que se acrecienta la
            fuerza corrosiva de la insurgencia y que el pueblo ya sabe que «Vuestra Seño-
            ría no les trae sino el temor y muerte» y están cada día «más llenos de coraje»
            y «determinados a morir o vencer». Los mismos religiosos, criollos y mestizos
            del clero secular de la ciudad, informan a González de Prada, en velada adver-
            tencia, que no deben volver los europeos porque los indios «convocados por
            cartas anónimas», voceaban que la insurrección no era contra los americanos
            sino «los chapetones». El propio Comendador de la Merced, Fr. Juan José Or-
            dóñez, no vacila en sostener que la rebelión de los indios se imputaba a las
            autoridades políticas locales, las cuales, «debido a sus repartos y hostilidades»,
            habían dado mérito a que los indios «con solo un papelito», estuvieran pron-
            tos a la insurrección; agregando que los vecinos de la ciudad «le tenían más
            miedo a los europeos que a los indios».
                    Significativa es la participación de esa masa indígena, a todas luces
            instigada por los «ilustrados» religiosos criollos y utilizada por el Cabildo
            como fuerza de presión y amenaza para impedir la entrada de González de
            Prada, pero que termina por imponerse dictando órdenes dentro del mismo
            cuerpo edilicio y removiendo a los jefes insurrectos, hasta el punto que el pro-
            pio Crespo y Castillo y los demás procesados alegan como defensa que esta-
            ban atemorizados por los indios y califican el movimiento como «sublevación
            puramente de indios».
                    Empero, a lo largo de la compulsa de las pruebas actuadas en este ex-
            pediente, en concordancia con el resto de los procesos de la rebelión, se veri-
            fica que la figura central y quizá uno de los principales autores intelectuales
            de ese movimiento revolucionario, fué el agustino Fr. Marcos Durán Martel,
            personaje de trazos evasivos y siempre en planos de penumbra. Tan evidente



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